lunes, 16 de noviembre de 2015

Yorktown: como Francia ayudo a las 13 colonias a lograr su independencia

A raíz de los eventos ocurridos en el Teatro Bataclan, en París, Francia, muchas páginas y sites han dedicado artículos o comentarios a lo sucedido. Mi primera intención era hablar sobre "Nostradamus" y sus mencionadas profecías, que ahora vuelven a tener cierta resonancia, más con la aparición del Estado Islámico en escena y que nos recuerda la venida del "Tercer" Anticristo, que nos marcará el inicio de la Tercera Guerra Mundial.

Sin embargo, dicha entrada me hubiese parecido un tanto grosera y oportunista, más con esta situación. Decidí posponerla un poco y mejor enfocarme en otro tópico, en este caso, una batalla que hace tiempo quería comentar. Sep, hablamos de "Yorktown", que en los anales de la historia norteamericana, se marca como uno de los hitos que inclinó la balanza a su favor y favoreció su independencia de Gran Bretaña, a finales del siglo XVIII. Aparte, debido al tipo de libros y películas que vi cuando era pequeño, Yorktown fue sinónimo de independencia, aun más que lo visto en México (lo que hace la caja idiota).

Claro, ahora releyendo y buscando más fuentes, me doy cuenta de que dicho encuentro en realidad fue un asedio y que no hubo gran maniobra o conflicto, sino que los ejércitos continental (como se llamaba a los de las trece colonias) y francés, buscaron tal maniobra para finalmente rendir a uno de los mejores generales ingleses de aquel entonces, Lord Cornwallis (y que sería antagonista de la mítica película de Mel Gibson, "El Patriota"). Por lo tanto, el contexto es lo más sabroso del asunto y que comentare más adelante.


La batalla de Yorktown tuvo lugar durante la guerra de Independencia de los Estados Unidos de América entre el 26 de septiembre y el 19 de octubre de 1781. Enfrentó a los insurgentes continentales y a sus aliados franceses —tanto los enviados oficialmente al mando del conde de Rochambeau como los voluntarios del marqués de La Fayette— contra los británicos al mando de lord Cornwallis.


Antecedentes: Cuando Estados Unidos comenzó su lucha por independencia en 1776, sabía de antemano que no podía lograrlo sin el apoyo de naciones extranjeras. El ejército británico, entonces uno de lo más potentes de Europa, había enviado un cuerpo expedicionario, no mayor de 10,000 hombres, que iba con las intenciones de castigar y darle en la torre a los insurrectos colonos, lo cual pareció cumplirse cuando el primer año de la guerra, los ejércitos (o más bien tropas) del Congreso Continental, se rendían ante los primeros disparos de las tropas regulares británicas (los famosos casacas rojas).

Por tal motivo, George Washington y la mayoría de los líderes coloniales, decidieron cambiar el estilo de la guerra, pasando de ser ejércitos enfrentándose de manera frontal, a tener una especie de guerra de guerrillas, donde pequeños contigentes se encargaban de asaltar y tomar las posesiones de los británicos acantonados en la región. Esto dió un nuevo brío a la causa independencista y alargó mucho más el conflicto. Uno de los artífices de tal maniobra, fue Marie-Joseph Paul Yves Roch Gilbert du Motier, conocido por sus cuates como Lafayette, uno de los tantos franceses, enamorados de la causa americana y que había venido por su cuenta en los inicios de la guerra.
Lafayette

Lafayette, un joven oficial y hacendado, había pagado de su propio bolsillo, un barco, provisiones y hombres que querían combatir por la causa de independencia. En aquel entonces, Luis XVI quería apoyar abiertamente a los colonos, pero los tratados con Inglaterra, a raíz de la Guerra de los Siete Años, le habían amarrado las manos. Por lo tanto, Lafayette combatía por sus propios medios y fue recibido con gran agrado en el Congreso Continental, ya que a diferencia de muchos compatriotas suyos que solo buscaban aventuras y riqueza, él no solo lo hacía por una causa, sino también tenía un mínimo de experiencia militar. Esto último le ayudo a generar simpatías y ganar grados en el escalafón militar, ya que supo poner orden y cintura a muchas tropas que habían sido reclutadas mediante la leva o el simple entusiasmo.

Herido en combate en varias ocasiones, se gano la distinción de los colonos. Esto coincidió con el recoocimiento de la independencia por parte de Luis XVI, que comenzó a enviar más oficiales y tropas para ayudar. Sin embargo, el Congreso Continental pedía una tropa regular, así una flota francesa que pudiese apoyar las operaciones, más cuando la flota inglesa estaba haciendo de las suyas, al restringir el comercio, tanto de alimentos como de armas, hacia las 13 Colonias. Por ello, en 1779, Lafayette regreso a Francia, donde pidió apoyo. Sin embargo, fue encarcelado por una semana en su casa por insubordinación (lo cual obviamente fue falso. En privado se reunió con el Rey, con el cual cazo y hablo de los tratados y necesidades que necesitaba la joven nación). Finalmente, fue liberado y comenzó a colaborar con sus compatriotas para apoyar la independencia americana. Lo primero que propuso fue invadir Gran Bretaña, pero el combinado anglo-español sufrió problemas y la idea fue descartada. Finalmente, se le prometió 10,000 hombres y pertrechos, con lo cual Lafayette regreso a EUA para ese mismo año, aunque había visto con pesar, que la guerra se había estancado y que los genocidios como los fusilamientos se habían disparado. Los británicos, con razón, habían comenzado a amedrentar a la población local para que soltase la sopa y delatara a los insurrectos. A la par, los independencistas mataron prisioneros británicos y cometieron tropelías contra los focos británicos.

Lamentablemente, la situación se complico más cuando el general Rochambeau, el cual lidereaba el primer cuerpo expedicionario francés, llego con sus tropas al puerto de Newport en Rhode Island. Debido a los problemas con los marineros franceses y a la disminuida tropa (apenas 6,000 hombres), Rochambeau estuvo estacionado en el lugar por un año, para disgusto de Lafayette. Sin embargo, la causa comenzó a tomar un giro más feliz, cuando las victorias en el sur comenzaron a hacerse más frecuentes. El entonces victorioso general Cornwallis, que lidereaba a los casacas rojas, tuvo que retirarse luego de que pese a dos victorias, estas le costaron demasiados elementos y tuvo que ir hacia el norte para hacerse fuerte, así para perseguir a George Washington.

Este último logro esconderse y finalmente para julio de 1781, contaba con el apoyo de Rochambeau  y sus 6,000 hombres. Aparte, el almirante De Grasse, llegaba con una nueva flota combinada francesa de 81 navíos, la cual logró una victoria estrategica sobre el contralamirante inglés Graves en la batalla de Chesapeake, la cual junto con la victoria del español Galvés en Pensacola, Florida, forzó a los británicos a atrincherarse, esperando refuerzos tanto humanos como de pertrechos. Cornwallis escogió Yorktown para poner a sus 9,000 hombres en reserva.

Lafayette, sabiendo esto, informó a Washington, que con el apoyo del ejército miliciar y del recién estrenado Ejército Continental, llegaba a Yorktown, donde se presume se escondía Cornwallis.

La Batalla: para mediados de septiembre, Lafayette, Washington y Rochambeau habían combinado a sus hombres, teniendo a más de 15,000 hombres, aparte de 3,000 milicianos provenientes de Virginia. Aunque estos no eran tan disciplinados como las tropas regulares, demostraron su valor, no solo en las batallas contra Cornwallis, sino también fueron los que provocaron escaramuzas al inicio del asedio. En cambio, el general británico mandaba a 9,000 hombres y voluntarios alemanes. El asedio de la ciudad comenzó el 29 de septiembre de 1881.

Washington alineo sus hombres de la siguiente manera: los franceses por el ala izquierda y los americanos por el ala derecha. Posicionó los cañones de tal manera que el mero bombardeo rindiese a los británicos (lo cual se ejemplifica en las películas "El Patriota" y "Revolution"). Entre tanto, la flota francesa se posicionaba desde la bahía, también bombardeando las posiciones de los casacas rojas, evitando abastecimiento o escape de las mismas.


La primera semana, Washington logró, mediante la falta de visibilidad como de suerte, posicionar una trinchera en una línea adelantada. Los británicos en un par de veces lograron frustrar la situación, a costa de bajas tanto francesas como propias. Sin embargo, para la primera semana de octubre, el general americano había posicionado una línea tan adelantada que esta bombardeaba no solo las líneas británicas de frente, sino también los barcos ingleses anclados, por lo cual entre el efecto de la flota francesa y los disparos del ejército continental, 8 naves británicas tuvieron que hundirse o fueron destruídas.

Cornwallis trato de salir del cerco a base de contaataques, los cuales fueron frenados en seco por la artillería americana. Washington, para la segunda semana, trato de adelantar otra trinchera, la cual fracaso. Sin embargo, el hecho de que Cornwallis recibiera ya cañonazos en su cuartel general, lo obligo a tratar de destuir las nuevas trincheras, lo cual no logró en absoluto. Los americanos y franceses se habían hecho fuertes y a fuerza de bayoneta, impidieron el contraataque y aparte, llegaron a tomar reductos en los linderos de la ciudad, al grado que el ataque se pudo posicionar por 3 frentes distintos. Esto mino en la moral británica, lo cual comenzó a aumentar el número de desertores.

Cornwallis tuvo que replegar a sus fuerzas desde el río York hasta Gloucester, con el objetivo de concentrar sus tropas en un solo punto y escapar hacia Nueva York. Sin embargo, esto no pudo ser y nuevamente fue enviado hacia la ciudad, con la moral entre las patas. Entre tanto, la flota francesa no dejaba de bombardearlos por la retaguardia. Clinton, el almirante británico, estaba zarpando sus barcos, dejando a su suerte a Cornwallis. Con estas cuestiones, el general británico decidió rendirse.

El día 17 de octubre, un oficial británico con bandera blanca salió a las líneas americanas a hablar. El 18 se dió por terminada la batalla y el 19, se dió la firma de la rendición, donde Cornwallis delegó en su ayudante, el general O ´Hara, la entrada de su espada. El general se excuso diciendo que estaba enfermo (evento que sería recordado con cierto cínismo para generaciones futuras).

Consecuencias: aunque todavía hubieron dos años más de lucha, estas ya no tuvieron el realce ni la importancia de Yorktown. El gobierno británico se vio asolado por tres frentes, no solo por el de sus colonos, sino el francés y español. Estos últimos apoyaban con armas, hombres y provisiones a los insurrectos y una guerra, que se creía corta, estaba agotando la paciencia del Rey Jorge y de sus ministros, que luego de ver el desastre de Yorktown, decidieron finalmente ceder y firmaron el tratado de paz de Versalles, el 3 de septiembre de 1783, donde las 13 Colonias obtenían su independencia finalmente.


Como ven, la batalla (o asedio) de Yorktown no tuvo nada de relevante, pero sí marco la unión de dos pueblos que han estado historicamente juntos desde entonces, tanto el frances como el norteamericano. Lafayette fue reconocido como héroe nacional en el nuevo país y curiosamente, su estampa no tuvo tanta suerte con la revolución francesa, al grado que volvió a EUA para morir dignamente. La deuda que EUA tuvo con Francia se prolongo hasta tiempos actuales, cuando el general Pershing, comandante del cuerpo expedicionario americano, que combatió en la Primera Guerra Mundial, descendió en Francia, comentó: "Lafayette, henos aquí".
Aunque se ha tachado los muchos errores de la nación francesa en diferentes conflictos, no cabe duda, que su espíritu de libertad, sigue emanando de una manera u otra en otras naciones.

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Saludos a la dueña de mis quincenas ^^, así a quienes oraron por Francia en esta crisis tan fuerte que está pasando el estado galo ("Pray for France"). 

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