viernes, 1 de agosto de 2014

"La campaña de Italia 1943-1944". Un buen libro de Ernie Pyle

Pasan los años y me vuelvo más quisquilloso con lo que leo. Antes podía tolerar cualquier libro que pudiera estar medianamente escrito, pero ahora se necesita un "extra" para que me motive a terminarlo. Como prueba, aun tengo 3 libros que he empezado y esos 3 no he podido acabarlos, sea porque su ritmo es dispar, su prosa es extraña o porque de plano divagan tanto que me sacan bostezos. 

Pero también me he dado cuenta que libros que no podía tragarme antes, ahora me parecen a la par interesantes. Y repito, tengo otros dos libros que empecé hace tiempo y no pude, y al retomarlos, me he dado cuenta de las maravillas que tienen. Por ello que me regalen libros, esta difícil.

Sin embargo, hay gente que le atina y sin necesidad de decirle "que", como es mi hermano, que en las navidades pasadas me regalo unas crónicas de la Segunda Guerra Mundial del gran corresponsal de guerra, Ernie Pyle. 
Repito, no significa que alguien me regale libros del mayor conflicto del siglo XX para que me guste. Tengo allí un par que tratan del tema y son de la par aburridos. 

Pero Ernie Pyle y sus historias resultaron ser fascinantes, divertidos y aparte amenos, aun pese a su extraña prosa. 

El norteamericano Ernie Pyle fue el corresponsal de guerra más famoso de la Segunda Guerra Mundial. Pyle supo transmitir como nadie el valor, el miedo, las penalidades y las alegrías del soldado. Aunque podía entrevistar a un general, Pyle siempre sintió una admiración especial por los soldados de infantería –“los tíos sin los que no se pueden ganar las guerras”-, quienes le consideraban como uno de los suyos. Sus artículos aparecían publicados en cuatrocientos diarios y en trescientos semanarios, disfrutando de un eco social extraordinario. Cuando en 1944 escribió desde Italia que los soldados de tierra merecían una retribución más digna, el Congreso se vio forzado a aumentarles la paga, en una decisión que sería conocida como la “Ley Ernie Pyle”. Ganador del Premio Pulitzer, la revista Time lo proclamó como “el corresponsal de guerra más ampliamente leído de América”. El presente volumen es una selección de artículos publicados por Pyle en 1943 y 1944, en los que narra de forma vívida y apasionante el día a día del soldado norteamericano en los campos de batalla europeos.


Ernie Pyle es una leyenda entre los corresponsales de guerra hoy en día. No solo fue valorado por su capacidad de observación, sino también por su valor para meterse en zonas comprometidas (lo cual le termino causando su muerte en la isla de Okinawa contra las fuerzas japonesas) y por su estilo para narrar los hechos o situaciones que vivía día a día.

Pyle nació en Indiana y en su juventud sirvió en la Army Amerikana en la Primera Guerra Mundial. Ya licenciado, en la universidad conoció la pasión por el periodismo, al grado que fue editor del periodico de su alma mater, al grado que no termino la carrera para trabajar en el periódico de su ciudad. Fue tal su impacto, que fue trasladado a Washington, donde colaboro con el Washington Daily News. Allí también conoció a su esposa y comenzo a formarse una fama de buen reportero.

Pero Pyle era inquieto y en el 1925 se harto de estar trás una mesa y se dedico a viajar con su esposa por toda EUA. Como es lógico, no dejo de escribir y las crónicas de estos viajes (inclusive relatos sobre la historia de la aviación en EUA) le granjearon popularidad y simpatía entre los lectores, al grado que se le permitió viajar por todo el país, claro, mientras relatara y contará lo que había visto. 

Sus historias aparecieron en muchos periódicos y era seguido de manera regular por la gente, esto hasta que empezó la guerra. 
Ante tal evento, el mismo Pyle decidió hacerse corresponsal de guerra. 


Los libros que escribió (uno en su estancia en Inglaterra, otro en los escenarios de lucha en África, el de Italia que vamos a hablar, el de Normandía y el del Pacífico, que sería publicado postumamente), le acarrearon una gran popularidad, no solo entre los civiles, sino entre los militares que visitaba, que lo trataban de buenas maneras. Esto le permitió hacer un relato pormenorizado de la vida del soldado durante el campo de batalla.

El que me regalo mi hermano es justamente el relato de Pyle durante la campaña de Italia de 1943-1944 y que no resulta nada atractiva para un libro de guerra. 
La razón es que pese a su inicio tan prometedor, con un Patton y Montgomery compitiendo nariz a nariz por la conquista de Sicilia, el resto de la campaña resulto ser un lugar terrible para los Aliados.

A diferencia de otros frentes, Albert Kesselring, el mariscal alemán encargado de defender el frente italiano tuvo mayor amplitud de maniobra con sus tropas, lo cual permitió hacer una defensa escalonada del terreno italiano y aparte aprovechando la difícil geografía del lugar, lo cual hizo que los Aliados se desangrasen en avanzar.
Hoy en día, hablar del conflicto en Italia es sinónimo de muchas muertes y pocas emociones, a la par de una cantidad de crímenes atroces cometidos por ambos bandos. Solamente la rendición de Kesselring en abril de 1945 pudo dar por finalizada la lucha. 

Sin embargo, si algo destaco del libro de Pyle es que no comenta ni narra nada de esto. No se dedica como un historiador a contar las visicitudes militares ni mucho menos las maniobras del ejército amerikano. Lo único que hace es sentarse con los soldados estacionados en el frente italiano y hablar de sus lugares de origen, sus creencias, sus sueños a futuro y que función desempeñaban.

Podrá resultar insulso visto de esta manera y hasta lo pensé mientras me chutaba el primer episodio, donde narra la llegada del cronista a un barco de la flota gringa que vigilaba el desembarco en Italia, a la par que platica con los marineros del navío. 
Este episodio resulta un tanto aburrido y hasta predecible. Por un momento pensé en dejarlo, más cuando los libros provenientes de la editorial Tempus (como este), resultan un poco áridos o hasta aburridos. Pero me aventure al siguiente capítulo, ya cuando al pobre Pyle le toca desembarcar con los marines y soldados de infantería. De allí la cosa arranca y de manera estupenda.

Para colmo de remates, el estilo del susodicho no varía en absoluto: va de trinchera en trinchera, hablando con los soldados. Habla de sus origenes, que hacían antes de la guerra y donde habían estado y sus motivos para pelear. Pero Pyle no se pone a hacer morbo ni discusión política sobre las motivaciones de cada hombre, sino solo los relata y hasta da comentarios graciosos o comparativos entre cada uno, pero sin afan critico, si no como alguien que esta contando un cuento. 

Esto fue un punto el cual me engancho en la lectura, porque los actuales libros de repente se lanzan a hacer críticas muy personalizadas de algunos sucesos, como si hubiesen estado presentes en ese momento. En cambio, Pyle, con ese estilo franco y directo que tanto lo ha caracterizado, hace un relato tranquilo, divertido y hasta por momentos crudo, de lo que pasa con los soldados.

Los capítulos dedicados a los hombres de artillería y luego a las fuerzas aéreas, en especial los bombarderos, son de la par formidables. Enriquecen muchísimo algunas cosas muy aridas que de repente te encuentras en los libros "normales" y hasta llegas a darle un punto de optimismo a los soldados. Y es que luego de chutarte tanta masacre o muerte, de repente te vuelves un poco cínico cuando lees algo al respecto.

Sin embargo, acá Pyle hace una cronica con mucho optimismo, con cierta alegría y hasta ese punto de humor muy del medio oeste de EUA, donde la gente parece reírse de las desgracias y de las alegrías de la misma manera. 
Otro punto a favor es la prosa del autor. Cierto que divaga de forma sabrosa por momentos y hasta te llegas a perder, cuando habla de cierto pelotón y sus miembros, pero luego se acuerda de una experiencia previa, llegando a confundirte. No obstante, no es tan enredoso y te das cuenta de como Pyle llegaba a disfrutar esas verbenas con los protagonistas de sus libros, ni se diga las propias experiencias que pasaba, como cuando estando en una casa escribiendo para el periódico, una bomba entro por la ventana y por medio pelo estuvo a punto de morir. 


Pero pese al optimismo que reboza el libro, Pyle tampoco se corta al momento de contar experiencias un poco traumáticas, como lo de la bomba, sino también de gente que llego a considerar "amigo", pero terminaron muriendo en el fragor del combate. 

En conclusión, "Brave Men, la Campaña de Italia 1943-1944", es un gran libro, una forma diferente de ver la Segunda Guerra Mundial, muy recomendable, ya que enriquece el entorno que vivía el soldado, en especial de infantería (por el cual Pyle tenía cierta preferencia) durante las batallas. Aunque estaría indicado más para ciertos veteranos en este tipo de lecturas, ya que para un novel, podría resultar un poco desconcertante.

Tal vez el problema más gordo, aparte del primer capítulo, es la edición del libro en español. Como dije, va cortesía de Editorial Tempus, que parece ser una naciente casa editorial que quiere despuntar en un terreno poco conocido. Sin embargo, sus trabajos tanto en autor como en acabado no terminan por despuntar. 
Y aunque este libro es genial, hay horrores y errores ortográficos como de edición bastante llamativos. Sin embargo, nada para salir corriendo y aparte, con un precio bastante accesible en nuestro país (menos de 10 dolares). 

--------------------------------------------------

Saludos a mi princesa :3, así quienes gustan de este tipo de lecturas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario