Entender la historia japonesa no es tan sencillo. No es como la independencia de los países latinoaméricanos o las guerras que sufrió Europa previo al Renacimiento, donde los conflictos se debían más a cuestiones económicas y políticas que cosas que ahora podrían resultar tan crutes como el honor, el sacrificio y la evolución.
Y aunque muchos fans de la historia japonesa tratan de enfocarse en periodos tan espectaculares como la era Sengoku (y con la consiguiente batalla de Sekihajara), un conflicto mucho menor, solamente a escala militar porque políticamente fue brutal, como las Guerras Boshin merecen cierta mención. Si en parte los nipones llegaron como tal a la Segunda Guerra Mundial fue en parte por estos eventos que marcaron a una generación que paso de vivir agachando la cabeza ante un Samurai a usar traje de corte occidental y tener una pequeña tienda que les permitía vivir de manera cómoda en los inicios de la Era Meiji.
Por lo tanto, la siguiente entrada va dedicada de manera particular a ese periodo tan difícil que vivió Japón antes de convertirse en una nación industrializada, la primera en Asia y que pudo vencer a un país europeo (Rusia).
La Guerra Boshin (戊辰戦争 Boshin Sensō?, "Guerra del Año del Dragón") es el nombre que se le dio a la guerra civil que tuvo lugar entre 1868 y 1869 en Japón entre los partidarios del gobierno del shogunato Tokugawa en el poder y la facción que pretendía la devolución del poder político a la corte imperial. La guerra tuvo su origen en la insatisfacción existente entre muchos nobles y jóvenes samuráis con el trato a los extranjeros por parte del gobierno como consecuencia de la apertura de Japón en la década precedente. La alianza entre clanes del sur, especialmente de dominios como Chōshū y Satsuma, y funcionarios de la corte consiguió asegurar el control de la corte imperial e influyó al joven Emperador Meiji. Tokugawa Yoshinobu, el shōgun gobernante, al darse cuenta de la futilidad de la situación decidió abdicar del poder en favor del emperador. Yoshinobu esperaba que con ello el clan Tokugawa pudiera preservarse y tuviera la oportunidad de participar en el futuro gobierno. Sin embargo, movimientos militares de las fuerzas imperiales, violencia partidaria en Edo y un decreto imperial promovido por Satsuma y Chōshū que abolía el gobierno del clan Tokugawa, llevó a Yoshinobu a lanzar una campaña militar con el objetivo de tomar la corte del emperador en Kioto. La ventaja militar rápidamente estuvo del lado del bando imperial, el cual estaba relativamente modernizado. Después de una serie de batallas que culminaron con la rendición de Edo, Yoshinobu se rindió personalmente, aunque algunos de sus seguidores se replegaron hacia Honshū y posteriormente a Hokkaidō, donde fundaron la República de Ezo. La derrota durante la batalla de Hakodate terminó con este último foco de resistencia, con lo que el gobierno supremo del Emperador se extendió a todo el país, completando la fase militar de la Restauración Meiji.
Antes de empezar, hay que dar el típico contexto de aquellos años.
Cuando Ieyasu Tokugawa logro afianzarse como Shogún a partir del año 1603, fundando una dinastía que duraría por más de 250 años, tomo ciertas medidas que le permitieron dominar a los demás clanes sin necesidad de un tiro. Una de las que más calo fue premiar a los clanes que le sirvieron en un principio y castigar a los que se le habían opuesto, esto mediante la creación de feudos que pagaban ciertos impuestos o que estaban más lejanos de la capital Kyoto.
No sonará demasiado excesivo, pero entonces el Shogún determino que una vez por año, el líder del clan tenía que movilizarse con toda su corte hasta la capital, lo cual implicaba un gasto enorme. Lógico, más distancia, más dinero. Esto permitía que los clanes adversos a Tokugawa, estuviesen siempre minimizados y con poco poder político. Sin embargo, esto terminaría por crear un rencor en los susodichos, en especial en los clanes sureños, destacando los de Choshu y Satsuma.
Por dos siglos y medio, Japón vivió una época de tranquilidad, más no de prosperidad. Un comercio interior muy rígido y cerrado, una casta guerrera ociosa y un gobierno teniendo líderes un tanto discolos, provoco hambrunas y una paz fragil que terminaría por romperse en cualquier momento. Esto ocurrió en 1854, cuando el comodoro Perry con sus famosos barcos negros, logro sacarle un tratado de libre comercio a los nipones (cosa inpensable en aquellos tiempos, ya que Japón solo comerciaba con los chinos y holandeses de manera limitada). Inmediatamente, las naciones europeas comenzaron a hacer lo mismo y ya para finales de aquella década, Japón sufría una explotación similar a otras naciones asiáticas.
Esto provoco un sentimiento nacionalista importante, al grado que el Emperador Komei comenzo a meterse en las políticas del gobierno. Hay que resaltar que la figura del Mikado era casi imperceptible. El que tenía el poder real era el Shogún. Sin embargo, el entonces Tokugawa Iemochi no supo lidiar con los problemas y esto genero resentimiento, en especial en ciertos samurais, precisamente de los dominios de Choshu y Satsuma.
Los ataques a europeos se hicieron más frecuentes y destacaron dos eventos, entre ellos la muerte de un empresario inglés y toda su gente, así como el ataque hacia barcos navales en el puerto de Shimonoseki.
Lógico, los extranjeros respondieron no solo cobrando una gran cantidad de billete (el cual ya tenía medio arruinado al tesoro imperial), sino también con bombardeos a puertos civiles japoneses. Esto aumento aun más el sentimiento antiextranjero entre los samurais, por lo cual se empezo una especie de rebelión que fue sofocada rapidamente por el futuro shogún, Yoshinobu Tokugawa. Sin embargo, para estas fechas, el pueblo tenía una desconfianza tremenda en su propio gobierno, al grado que el feudo de Satsuma comenzo a modernizarse con ayuda de asesores británicos, lo cual contravenia lo dicho por Ieyasu, 250 años antes.
Aunque los tratados firmados previamente por los extranjeros, impedían su ayuda directa, Inglaterra comenzó a saltarse ese protocolo, ya que los franceses estaban haciendo lo previo con el shogunato, dandoles no solo armamento sino llegando a modernizar su exiguo ejercito. Este último resultaría importante, ya que el actual puerto militar de Yokosuka sería el primer astillero en Japón y permitiría ser el núcleo de la futura Marina Imperial.
En 1866 la cosa se puso color de hormiga: un nuevo señor feudal, de corte extremista, apareció en Choshu y estos amenazaban con una nueva rebelión. Nuevamente, otro ejército fue enviado a sofocar a los rebeldes, sin embargo, los samurais de Choshu les supieron plantar frente y la derrota se hizo presente. Si las cosas estaban mal para el shogunato, esto termino por decantar la caída del mismo.
Sin embargo, un evento poco grato termino por parar la rebelión, al menos de manera parcial: la muerte del Shogun Iemochi y un poco después, del emperador Komei. Como es lógico, se guardo luto por alrededor de un año, lo cual genero una tregua que permitió rearmar a los contendientes.
Finalmente, en noviembre de 1868, los samurais de Satsuma y Choshu pegaron el grito en el cielo, denunciando el poco valor del nuevo Shogun, Yoshinobu (lógico, le traían bronca por su acción militar previa) y proclamando el poder del nuevo Emperador, Meiji, de solo 15 años. Sin embargo, Yoshinobu se anticipó a tales hechos y renunció al poder unos días antes de tal proclama. Esto provoco que el Emperador se convirtiese en la figura dominante de la política.
Pese a la renuncia de Yoshinobu, el aparato de gobierno del Shogún seguía intacto y nuevamente, los insistentes samurais de Satsuma y Choshu seguían molestos con ciertas medidas que había tomado Tokugawa (pese a su renuncia, quería ser primer ministro y que este título fuese hereditario). Finalmente, los aguerridos samurais tomaron la capital imperial el 3 de enero de 1868 y ahora sí se hizo oficial la entrada del Emperador a la vida política.
Tokugawa aceptó estos términos de manera temporal, hasta que a finales de enero, comento que su expulsión no era correcta y que iba a pelear por el poder. Al tiempo, samurais de ambos lados se enfrascaron en un montón de peleas, donde Kyoto sufrió un incendio temporal y la residencia del feudo de Satsuma fue quemada en el proceso. Así inicio la guerra civil o las denominadas Guerras Boshin. Todo iniciaría con la batalla de Toba-Fushimi.
Esta se llevo a cabo entre el 28 y el 30 de enero de 1868. Como se dijo previamente, el ejercito del Shogún se dirigió hacia Kioto, teniendo 15,000 hombres. Sin embargo, solo una parte de ellos habían sido entrenados por los oficiales franceses y el resto eran samurais comunes y corrientes. En cambio, el ejercito de Satsuma y Choshu que defendía Kioto apenas sumaban los 6,000 hombres, pero todos habían sido entrenados por oficiales ingleses y contaban con fusiles modernos como ametralladoras Gatlin y cañones de última generación, lo cual genero un duelo muy parejo en el primer día.
Sin embargo, el segundo día, el 29, la cosa cambió dramáticamente: un estandarte imperial, que llevaba un pariente del Emperador Meiji llego al ejército aliado. Esto provoco que tal tropa fuese vista como un Ejército Imperial, lo cual provoco no solo traiciones en el bando de Tokugawa, sino que otros feudos que habían estado neutrales, se decantaran por el lado de Satsuma/Choshu.
Para el tercer día, Tokugawa vió horrorizado que su ejército había disminuido y el otro ya estaba en situaciones más parejas. Aparte, el estandarte imperial fue el remate final: decidió huir y dejar al ejército a su suerte. Ante tal situación, el ejército de Tokugawa parte se retiro, parte se rindió, dando finalizada la batalla con victoria por el nuevo Ejército Imperial.
Al tanto, una batalla marítima se llevo a cabo en Awa, donde las modernas flotas de ambos contendientes se enfrentaron. Aunque la victoria fue a favor de la flota del Shogún esto no cambio los hechos posteriores: al principio, las potencias extranjeras apoyaron a Tokugawa, pero luego una serie de diplomáticos Meiji llegaron con ellos y les aclararon las cosas, entre ellos, permitir que los tratados comerciales fuesen respetados. Los extranjeros retiraron su apoyo a Tokugawa, lo cual se agravo cuando un diplomático francés trato de mediar entre ambos lados. Sin embargo, Tokugawa lo dejo de lado y esto provocó que las naciones extranjeras firmaran un tratado de estricta neutralidad.
Saigo Takamori, el samurai estandarte del dominio de Satsuma, inicio una serie de ofensivas para liberar el este de Japón, hasta llegar a Edo, donde se había refugiado el shogún, esto durante las batallas de Koshu-Katsunuma y la batalla de Ueno. Finalmente, en mayo de 1868, Katsu Kaishu, ministro del Shogún, (personaje que aparece en el anime de Samurai X), rinde el ejército ante Takamori.
Sin embargo, las guerras Boshin no acabaron con la capitulación del shogún. Enomoto Takeaki, jefe de la marina del mismo, no rindió a la flota y se dirigió hacia los feudos del norte, donde esperaba seguir una resistencia. Curiosamente, estaba acompañado de varios marinos y militares franceses, que habían abrazado la causa.
Entre tanto, los dominios del norte, comandados por los feudos de Nagaoka y Aizu, trataron de ser fieles al Shogún e infringieron duras derrotas a las tropas imperiales. Inclusive, un príncipe imperial, pariente lejano del Meiji, trato de tomar el nombre de Emperador Tobu. Sin embargo, esta coalición estaba mal armada y adiestrada y pronto fueron víctimas del ejército Imperial, llegando inclusive a derrotar al Shinsengumi, la fuerza perteneciente a Kyoto y leal al Shogún (y que tantas historias se han escrito al respecto). La batalla de Aizu en octubre de 1868 marco el fin de la Coalición del Norte, donde la flota de Enomoto se llevo a algunos hombres rumbo a Hokkaido (restos del Shinsengumi y de tropas leales al Shogún). Mientras samurais del Byakuttai se suicidaban en el castillo de Aizu, el Emperador proclamaba el cambio de nombre de Edo a Tokio, convirtiendola en la nueva capital imperial, el 28 de octubre de 1868, con lo cual se inicia oficialmente la Restauración Meiji.
Pero el 25 de diciembre de 1868, Enomoto se proclamo presidente de la nueva República de Ezo, que estaba afincada en la isla de Hokkaido. La única que ha existido, a nivel japonés, en toda la historia. Inmediatamente, la nueva República, con asesoramiento de algunos oficiales franceses, trato de crear lazos diplomáticos con otros países, con nulo éxito. Inclusive, Enomoto trato de ceder la República, pero a Yoshinobu y bajo un mandado Imperial. El consejo se nego en redondo a esta disposición y mando la renovada flota Imperial a aplacar los rebeldes.
Saigo Takamori |
Finalmente, el 20 de marzo, la flota llego y desembarco en Hakodate. Aunque los rebeldes se habían pertrechado, el empuje del ejército imperial fue terrible, al grado que los pocos oficiales franceses que comandaban a las tropas, aun vestidos como samurais, salieron huyendo en un barco, dejando solo a los nipones rebeldes. Enomoto pensó en inmolarse frente a la tropa enemiga, pero su segundo al mando le hizo ver que era mejor servir al país con su vida que con la muerte, por lo cual, se rindió el 18 de mayo de 1869 y la República de Ezo sería anexionada un mes después, completando la unificación del país.
Con esto, Japón comenzaría su etapa moderna y militarista, la cual no concluiría hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. Aunque el país comenzó una etapa de rapida modernización, aun habría incidentes que retrasarían tal proceso, como la rebelión de Saigo Takamori unos años después y que sería emulada de mala manera en el Último Samurai, de Tom Cruise. Pero eso, es otra historia.
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Saludos a mi esposa ^^, así a quienes gustan de la historia.
es muy interesante este tema pues como en tan poco tiempo japon dio el cambio radical.
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