Año 2002. Las cosas luego de Episodio II se pusieron harto difíciles. En serio bastante complicadas. Había ingresado a otra relación sentimental (seh, yo y mis problemas del corazón) que fue por un tiempo, lo más importante que tuve en ese rubro. Altas y bajas en todos sentidos, que inclusive llego a cambiar mi perspectiva de las cosas. Inclusive me replantee muchas situaciones. Esto tuvo repercusiones en que dejé de ser un tanto freak por ese año y me alejé del anime y otras cuestiones. No en balde, ese fue uno de los años mágicos para los fans, en especial los de Cartoon Network, ya que series como Yu Yu Hakusho o Gundam Wing, hacían su aparición en dicho canal de paga. Pero yo no tengo memorias de eso, porque estaba entambado en dicha situación. A tal grado llegó que en noviembre de ese año, ni siquiera compré mi DVD de Episodio II (igual estaba quebrado económicamente) y me perdí el estreno de la famosa Inuyasha, que por 3 años, marcaría hitos y records.
El 2003 empezó de similar manera y los primeros meses eran un vaivén en muchos sentidos. Finalmente, luego de otro fracaso académico para junio, me retiré a mi casa y me dedique a amargarme un rato. Ni siquiera prestaba atención a lo de Starwars. Sin embargo, finalmente hubo un cambio de timón y luego de casi un año en la deriva, finalmente volví a mis viejas costumbres: regrese a ver anime (me puse al día con las series mencionadas, al grado que ya como he comentado en análisis de las mismas, un compañero me hacía el favor de grabarmelas, ya que le prestaba la VHS y él tenía cable). Curiosamente, ahora que hago memoria, ya otro evento había marcado que ese año sería mejor: el Super Tazón XXXVII, el cual ganarían los Tampa Bay Buccaneers. El futbol americano había sido otra cosa que había dejado de lado por estas cuestiones y volví a tomarle gusto.
¿Y todo esto que tiene que ver con Starwars? Pues parece que Lucasfilm paso por el mismo marasmo. Mientras con la pre-producción del Episodio II, Lucas hasta mostraba videos de los sets en filmación y que figuras o maquetas estaban construyendo. Sin embargo, con Episodio III fue mitad secretismo y mitad racionamiento. Parecía que el viejo Lucas había aprendido a no echar la casa por la ventana, al grado que inclusive el marketing también estuvo muy disminuido. Todo se enfocaba en los aspectos básicos y hasta magros de la producción. Un ejemplo de esto se puede ver con la cantidad de videos, notas, trailers y otras cosas que hay en el DVD del Episodio II contra el del III. En parte Rick McCallum, productor de la nueva trilogía, había dicho que "Revenge of the Sith", título que se supo desde un principio, ya que pretendía homenajear el título original que tendría "Return of the Jedi", tenía que ser mucho más secreta, para no estropear el momento en que Darth Vader nacía y moría Anakin Skywalker. Claro, suena plausible, pero a mi me parece que tenían miedo de fracasar, de nueva cuenta.
Episodio II había sido superior a su antecesora, pero aun adolecía de muchas fallas y sobre todo, de la pobre actuación de sus protagonistas. En algo que no he comentado, es un error que siempre le achacaron y con razón a su director, George Lucas. Este era un gran artista de los efectos especiales, un visionario, un genio por así decirlo. Pero en dirección de actores era una papa y para colmo, con un carácter que rayaba en lo grosero. Varios actores se quejaban de lo seco que era Lucas en su dirección y que pensaba que el guión era el todo. Que no era necesario dirigir como otros. Un ejemplo es la crítica velada que hace Harrison Ford, cuando decía que el director comentaba que todo estaba en el guión ("Allí estaba, allí..."). Esto termino por influir grandemente en la trilogía de aquel entonces, ya que actores tan sólidos como Natalie Portman o Ewan McGregor, realmente sufrieron y se vieron muy parcos o sobreactuados en ocasiones. Cosa diferente sería con Ian McDiarmid, pero eso merece un análisis más adelante.
Para el segundo semestre del 2003, la cosa cambiaría. No solo retomaría mis estudios, sino también inclusive me pondría a chambear. Todo esto tuvo una feliz retribución, ya que para principios del 2004, fue cuando me pude comprar mi primer reproductor DVD y así dar un brinco del VHS (que aun usaba para grabar series) a algo más potente y digital. Lamentablemente, mi pobre TV (la cual mi padre me regalo por mi entrada a la universidad) era de las viejitas para aquel entonces y no podía reproducir las cosas como Dios mandaba. Aun así, inclusive llego a durarme un buen, hasta mi entrada a la especialidad. También ya me había puesto al corriente con el anime, donde Zoids o la nueva serie de Captain Tsubasa 2002, brillaba de manera intensa (y la cual curiosamente llegue a tener DVD rips sacados de Internet, que termine regalando a mi entonces pareja).
El 2004 también fue difícil, pero igual fue en ascenso. Mientras el anterior había sido complicado en todos sentidos, este también aunque en menor medida y que fue subiendo de escalafón, al grado que no recuerdo tanto, no porque haya sido complicado, sino porque hubieron tantas cosas. Starwars pareció marcar la batuta, cuando en un movimiento extraño pero increíble, Lucas decidió usar a Cartoon Network como una filial para una nueva franquicia: Las Clone Wars.
Ya en Episodio II habíamos visto el inicio de las mismas, pero en el universo todo mundo había hablado de dicho conflicto, como el más grande que había enfrentado la Galaxia. Aunque la película había salido mal parada, esta serie de anime, la cual se co-produjo con Cartoon Network Studios (y con Gendy Tartakovsky a la cabeza), termino por darle un estátus de culto. El director supo imprimir en esos cortos de máximo 4 minutos (20 en total para la primera temporada), una visión espectacular y soberbia de lo que eran las Guerras de Clones, los Clone Troopers, los villanos, los Jedis como generales y mandamases, así el ascenso de Anakin como el mejor Jedi de todos los tiempos. Esta serie se emitió en la primavera del 2004 en el Cartoon Network latino (en inglés fue en noviembre del 2003, hasta marzo del 2004) con unos altos ratings, al grado que gano un Emmy como mejor serie de animación. Personalmente, adoré esta serie y me supo una bocanada de aire fresco con respecto a la malaria, que no solo había tenido Starwars, sino también en ese aspecto de mi vida. Aun recuerdo que para el verano del 2004 (en el cual estuve en casa un tiempo), pasaron en junio un maratón que culminaba con el estreno del episodio 20 y la aparición del General Grievous, el nuevo gran villano insignia de la franquicia (del cual hablare más adelante). Y curiosamente, esto sería simil de otras cosas buenas que estaban pasando por aquel entonces.
La primera es que al fin pude grabar anime de Cartoon Network en mi confiable VHS (la cual curiosamente también tuve que reemplazar a mediados de aquel año, porque la anterior, también regalo de mi padre, ya estaba en las últimas), gracias a un pacto que hicimos los inquilinos de donde yo rentaba con la dueña del mismo para tener cable. Así conocí de primera mano a Kaleido Star y el final de Inuyasha. No niego que fue una época feliz, donde inclusive volví a trabajar un poco y combinar eso con mis estudios. También en el aspecto emocional, la cuestión con mi pareja se había estabilizado.
Y todo esto, tuvo su clímax con el primer trailer del Episodio III. A diferencia de que le pedía a otros compañeros grabar dichos programas, en este caso, Lucas decidió ponerlo en red para noviembre del 2004. La producción había destacado por una cosa: el nuevo villano, el dichoso General Grievous. Sí, Dooku regresaba, pero también estaba el General del Ejército Droide, que sería mi hit por aquellos años. Así que cuando salí de clases un día helado de noviembre, me dirigí al cyber más cercano y allí pude disfrutarlo en línea, luego de estar una hora cargándolo. Me gusto tanto que inclusive le hablé a mi entonces pareja para ir a verlos juntos. Ella, no tan fan de la saga, aceptó eso. Curiosamente, yo lo había dicho en plan de broma, pero termino haciéndose realidad unos meses después. También por aquel tiempo, salió la trilogía original en formato DVD por primera vez y claro, estuve ahorrando mis centavos para comprarla y el sentimiento de tener tales películas fue casi igual que cuando mi hermano y yo compramos los VHS en 1997. Por supuesto, los extras que venían era fantásticos en muchos sentidos.
Llego el 2005 y con ello mi entrada al internado. Experiencia nueva en todos sentidos, pero una de las cosas que me mantenía en pie era precisamente el estreno del Episodio III, el cual esta vez sí sería a nivel mundial. Gracias a la trilogía de Matrix, los cines de todo el mundo se encargaron de proyectarla al unísono y eso se convertiría en una feliz costumbre hasta la fecha. Lucasfilm no se quiso quedar atrás y por ello pude disfrutar el estreno de la película en mayo de aquel año.
Antes de eso, la cosa se puso peliaguda con el segundo trailer, que salió en marzo. Este salió en TV en el canal Fox, así que por una guardia, deje grabando más o menos el periodo en que estaría el susodicho...y vaya que no falle. Lógico, me lo vi tantas veces que casi rompo la cita del VHS, jeje.
A diferencia de la anterior película, donde hubo hasta cuatro avances, la cosa se redujo en buena medida a dos y eso ayudó a manejar el secretismo del filme (que no era mucho, sino más bien el modo en que se iba a desenvolver las cosas). El primer trailer me pareció fantástico, con esa conexión al Episodio IV donde Obi-Wan habla del exterminio de los Jedis. Sin embargo, el segundo era aun más potente, donde veíamos ya la épica lucha entre Anakin y Obi-Wan, así la traición por la cual los Jedis mueren a raudales al final de las Guerras de Clones.
Los trailers eran frenéticos a morir y también mi ritmo de vida de aquel entonces, pero no me quejaba en absoluto. Estaba aprendiendo de mi carrera como no tenía ni idea. Lo mejor es que pude llevarme bien con mis superiores, al grado que me permitieron "saltarme" un par de horas el servicio para ir a comprar los boletos del estreno. Sí, dos semanas antes de la fecha, en Cinépolis comenzaron a vender los boletos para el estreno nocturno. Así que con el uniforme y con permiso de "solo tienes dos horas", me fui volando al cine (que por suerte estaba cerca). Me llevé una sorpresa al ver que había una fila de 20 personas antes que yo. Gracias a Dios, la cosa se aceleró y pude conseguir dos lugares, ya que mi pareja había prometido ir conmigo (cosa bonita para entonces). Lo siguiente, es que las vacaciones las pedí para esa semana, por lo cual no estaría comprometido de alguna otra forma.
Y llegó el día del estreno. Mi novia me acompaño en la noche al estreno y ella estaba bastante emocionada (tanto por el ambiente como por el filme en sí) y un servidor ni que se diga, ya que estaba bien acompañado y por supuesto, iba a ver el Episodio III, el cual me dejo bastante satisfecho.
Comentario personal: Episodio III es la única película de la trilogía que pondría casi al nivel de la original (dándose de choques con Episodio VI). Lucas supo imprimir buenas escenas, buenos diálogos y situaciones tanto divertidas hasta dramáticas en un punto altísimo (que inclusive algunos me parecieron excesivos, como la muerte de los pequeños padawans en la Cámara del Consejo). A diferencia del "ñanguismo" de Hayden Christensen en el Episodio II, entre el cabello largo y el ejercicio que hizo, se veía un Anakin mucho más potente y formado. Obi-wan también estaba excelentemente caracterizado y McGregor me recordaba a Sir Alec Guinness por mucho (no solo en eso, sino en expresiones y caracterizaciones). Sí a esto agregamos las batallas de sables de luz, como los momentos épicos, como la Orden 66 o el duelo en Mustafar, en lo cual mejoraba con mucho a las anteriores, teniendo más instantes de este tipo y no tanto tiempo muerto.
El problema, seguían siendo las actuaciones. Por momentos había diálogos y situaciones muy forzadas, poco profundas y no por el guión, sino por los actores. Nuevamente se veían los problemas de Lucas con este rubro y que fue un lastre en toda la película. Por ejemplo, cuando Obi-Wan ve la grabación del ataque en el Templo Jedi, me pareció muy mala y eso que Ewan McGregor es un gran actor. Ni se diga las expresiones de Natalie Portman, que cuando fuerza una cara, tiene una expresión de perrito regañado que es poco empática con su estado de animo (a diferencia de otros filmes, donde se nota que el director le saca más jugo). Sin embargo, el único que mantuvo su nivel fue Ian McDiarmid.
Este actor, de origen escocés, se nota que es del Teatro Británico y por mucho. Desde su aparición en Episodio VI, donde hizo un brillante y potente Emperador, acá no dejo nunca de sorprenderme, desde Episodio I hasta el III, este último, donde nuevamente estuvo soberbio, sabiendo combinar expresiones, gestos y una actuación corporal creíble y magnifica. Técnicamente, el personaje más beneficiado de la nueva trilogía y que cuando lo veo nuevamente en Episodio VI, solo puedo decir: "Maestro", en todos los sentidos posibles.
Caso contrario a Darth Vader, que luego con esto, termino siendo menospreciado y odiado por muchos, ya que paso de ser un villano poderoso y ejemplar, a una suerte de niño berrinchudo. Curiosamente, hace unos días mi esposa vio Episodio III y ella le dio una reacción contraria: llego a sentir compasión por Darth Vader y hasta se apeno cuando lo ve morir por su hijo en Episodio VI. Tal vez era el objetivo de Lucas desde un principio, aunque lamentablemente no pego tan bien como se esperaba.
Algunos criticaron la forma en que Anakin muere y ciertamente, errores de continuidad que no voy a mencionar, pero creo que Lucas supo redimirse con este Episodio y es una lástima que el tono no se hubiera puesto así en las otras películas. Pero al fin al cabo, salí satisfecho del cine.
Aunque todo salió bien, el sentimiento de nostalgia fue enorme los días y meses posteriores, que aliviaron un poco la salida del DVD en noviembre del 2005 (y el cual nuevamente me escape del trabajo para ir a comprarlo, jeje). Para aquel entonces ya también tenía el Episodio I y II en dicho formato. Al fin la saga estaba completa, aunque ese año sería el último en "gracia" que tendría. Es curioso como los inicios de esta nueva trilogía estuvieron atados a muchos errores e incertidumbres de mi parte, pero el último episodio vino a traer cosas positivas y muy buenas. Lamentablemente, como el buen Anakin no había aprendido casi nada de ello y tuve que repetir lo mismo el año siguiente, con unos resultados horrendos. Sinceramente, no la vi en aquel entonces y fue hasta finales del mismo, cuando mi suerte comenzó a cambiar lentamente hasta que se dio el gran giro del 2007, lo cual curiosamente, coincidió cuando conocí a mi actual esposa y de allí, con altas y bajas, pero allí vamos.
Han pasado 10 años de eso y aun ver el segundo trailer, me trae recuerdos bonitos pero muy nostálgicos. Por suerte, tengo la oportunidad de volver a revivir este fanatismo, ahora en compañía de mi mujer y de los amigos que me rodean en este momento, al menos en una mejor condición que aquellos años y momentos. Aquí es donde caigo en cuenta que envejecer no es tan malo. El detalle es que sepas aprovecharlo y ampliar tu criterio así eliminar prejuicios. Estos últimos fueron los que me llevaron a un abismo que tardé tiempo en salir. Y es algo que Starwars me enseñó, en especial la parte donde Luke mira su mano mecánica, apaga su sable y lo lanza hacia el Emperador diciendo: "Fallo su Alteza, soy un Jedi, como mi padre antes que mí...".
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Saludos a mi esposa ;3, que ya está medio sobrecargada con tanto Starwars, así quienes gustan de esto. Por cierto, aun se viene la reseña compacta de la trilogia original.
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