viernes, 12 de octubre de 2012

Batalla de Borodino: comienza el ocaso de Napoleón

 La primera vez que ví o escuche de Napoleon fue cuando tenía 8 o 9 años. En el canal 5 ponían peliculas de corte viejito en las noches. Entre ellas, fue la famosa película de 1970, Waterloo, donde debido al horario, solo pude ver inicios de la película, donde un ya famoso Rod Steiger, encarnaba el papel del gran Corso. De allí, comence a interesarme sobre el susodicho, al grado de citar en varias ocasiones, algunas de las frases que le hicieron famoso, a la par de su talento militar.

 Curiosamente, deje de lado este aspecto de su vida hasta la actualidad, cuando a raíz de leer tanto libro militar, comence a interesarme más en el aspecto de la logística, más que el contexto de la batalla. Digo, no es lo mismo saber donde fue la batalla de Cannas, quienes participaron y quien gano, a saber como fue que tácticas desplego Aníbal durante el encuentro.
 Napoleón fue un genio en la forma de atacar. Antes de las guerras napoleónicas, los ejércitos se plantaban cara a cara y disparaban en formación ordenada, para ver quien caía primero. Quien mantenía la disciplina, era quien ganaba.
 En cambio, el buen Corso usaba sus ejércitos en despliegue móvil, donde lo anterior se respetaba, pero se añadía al tiempo, ataques por distintos flancos. No esperaba a las clásicas descargas de mosquetes, sino movía al ejército para no solo atacar, sino defender, razón por lo cual Napoleón era tan apreciado por sus tropas y también le valio ser un revolucionario. Sus tácticas fueron tan emblemáticas, que aun durante la Primera Guerra Mundial, trataron de usarse, ya sin tanto éxito, por la adquisión de la ametralladora y la granada de mano.
 Fue esta movilidad que le dio un gran empuje en sus distintas batallas, donde lo consolido como un genio.
 Pero esta genialidad, lo llevo a un grado de soberbía, que curiosamente, Hitler caería más de 100 años después y fue el invadir Rusia, para derrotar al gran coloso que junto con Inglaterra, amenazaba su poder.


La Batalla de Borodinó (en ruso: Бородино) tuvo lugar el 7 de septiembre de 1812 (26 de agosto según el antiguo calendario ruso). Es también conocida como la Batalla del río Moscova, y fue la mayor y más sangrienta batalla de todas las Guerras Napoleónicas, enfrentando a cerca de un cuarto de millón de hombres.

Esta batalla enfrentó a la Grande Armée francesa bajo el mando de Napoleón I de Francia y al ejército de Alejandro I de Rusia, comandado por Mijaíl Kutúzov, cerca de la aldea de Borodinó, un pueblo al oeste de Mozhaysk. La batalla fue tácticamente poco concluyente para ambos ejércitos, y sólo las consideraciones estratégicas de la misma forzaron a los rusos a retirarse. La conducta de Napoleón durante la batalla también mostró que sus decisiones tácticas trataban de impedir una victoria pírrica. El Emperador francés sufría además de fiebres durante el transcurso de la batalla, lo que pudo traducirse en el poco característico alejamiento de los combates, así como por un plan de batalla más simple de lo habitual.


Napoleón I, como se hizo llamar luego de ser coronado por el Papa en 1804, marco un corto periodo de paz que aprovecho el naciente emperador, para reconstruír Francia y aparte aplicar un código civil inovador, el Napoleónico, que luego sentaría base para los códigos actuales.
 Sin embargo, la paz entre Francia y las naciones rivales siempre fue frágil. El emperador detestaba la actitud de Inglaterra, por lo cual aplico un bloqueo continental, donde ningún país que quisiera comerciar con Francia, podría comerciar con Inglaterra. Lógico, hubo disidentes, entre ellos Portugal, por lo cual el buen Napoleón aprovecho para invadir la península ibérica, derrocando a Fernando VII y precipitando la independencia de Latinoamérica.
 Nuevamente, se establecio una paz entre las distintas naciones europeas. Sin embargo, fue un país que Napoleón consideraba su amigo, Rusia, fue el que precipito el fin del Emperador.

 Alejandro I, zar de Rusia de aquel entonces, admiraba a Bonaparte y mantenía buenas relaciones con Francia, pero a un coste económico importante. La realeza rusa lo consideraba un insulto, por lo cual comenzo a presionar a Alejandro para que sorteara el bloque continental con Inglaterra.

 Esto Napoleón lo considero un insulto, por lo cual comenzo a hostigar a los rusos a que le hicieran caso.
 Por entonces, Prusia tenía problemas de tipo político, lo cual alboroto el avispero en Polonia, que tenía un reino sumamente poderoso por esos tiempos y que disputaba parte del territorio prusiano.
 Rusia, amigo de Prusia, comenzo a movilizar tropas, lo cual Napoleón interpreto como un acto de desafío, más cuando se supo que el ejército ruso ascendía a 300,000 tropas.

Napoleón junto sus hombres y para mediados de 1812, tenía un ejército de 600,000 soldados. Pese a las advertencias de sus allegados, Napoléon decidió invadir el territorio ruso y darles una lección al zar y sus subditos.

Como fue previsto, Napoléon y su Grand Armée, iniciaron un ataque en toda la regla, saliendo por Polonia, que había incorporado parte de su ejército al de Napoleón (los famosos lanceros polacos, que luego serían parte fundamental de la vanguardia de la Grand Armée), dirigiendose por la carretera de Smolensk, que nuevamente, 100 años después, Hitler tomaría para invadir la Unión Soviética.

 Pese a los deseos de pelear, Barclay de Tolly, el entonces general supremo de los ejércitos rusos, siempre mantuvo escaramuzas con las tropas francesas, nunca llegando a enfrentarlos de frente o en una batalla de gran envergadura.
 Napoléon, creyendo que el pueblo ruso estaba con él, cayo en esta trampa y fue atraído al centro de Rusia, con el objetivo de tomar Moscú y hacer trizas el corazón del imperio cosaco.

 Sin embargo, Napoleón solo encontraba aldeas quemadas y zonas destruídas, lo cual fue minando el avatilluamiento del ejército francés, que comenzaba a ver disminuídos sus números. La Grand Armée no estaba acostumbrada a una batalla de desgaste, lo cual comenzo a afectar la moral del ejército, así tambiién la salud de Napoleón, que debido al clima como el estrés, comenzo a estar enfermo de forma habitual.


Pese a esto, Alejandro I no le gustaba la situación. Le parecía cobarde no enfrentarse a Napoleón, por lo cual, destituyo a Barclay de Tolly y puso en su lugar, al general Kutuzov, que pese a tener la misma mentalidad que su antecesor (cosa relatada al dedillo por Leon Tolstoi en Guerra y Paz), decidió enfrentar a Napoleón.

Smolensk ya había caído y la Grand Armée estaba muy cerca de Moscú, por lo cual Kutuzov planto su ejército cerca del lado Moscova, en un pueblo llamado Borodino, para darle batalla al gran Corso. Las fuentes varían el número de hombres que servían a Kutuzov en ese momento, pero se calcula oscilaban entre 125,000 a 150,000, comparado a los 115,000 a 125,000 que tenía Napoleón en ese momento.
 La Grand Armée había disminuído de tamaño dramáticamente. Parte del ejército frances se había dividido para atacar a los rusos por otra ruta, mientras se habían dejado tropas en las distintas poblaciones tomadas para mantenerlas bajo control, amen de las bajas que había sufrido el ejército, no solo por las escaramuzas, sino por el mismo cansancio y enfermedades.

El 7 de septiembre de 1812, ambos ejércitos finalmente se vieron las caras. Los mariscales franceses esperaban ordenes precisas, que generalmente involucraban maniobras de envolvimiento, ya que el ejército ruso se movía torpe y de manera rústica. Sin embargo, la sorpresa llego cuando un enfermo Napoleón, les dijo que solo tenían que moverse de frente y atacar frontalmente. Aun se discute hoy en día esta decisión, pero muchos suponían que Bonaparte quería mostrarle a los rusos la fuerza de su ejército, otros que debido a estar enfermo, no podía dirigir personalmente la batalla, algo que le desagradaba bastante, ya que gustaba de estar en el centro del ataque, para hacer sus cambios que tenían ese tinte de genialidad.


Según las notas recopiladas de ese día de batalla, todo inicio a las 5 de la mañana, cuando el Mariscal Ney, que unos años después, sería el artífice de la derrota de Napoleón en Waterloo, decide bombardear las posiciones rusas.

 Los enfrentamientos de aquel entonces, dictaban que la artillería daba los inicios de la batalla. El día empieza mal para los franceses que deben ajustar los tiros de artillería, lo cual provoca que tengan que movilizarse, y a la vez precipitar el uso de las cargas de infantería y caballería de los flancos. Bien se sabe del poderío artillero de los franceses y esta vez no se ve merma en el ejército ruso.

 Sin embargo, Poniatowsky, que luego sería mariscal de Francia, de origen polaco, logra hacer trizas las posiciones del general Bagration (que su nombre sería el título de la operación que los soviéticos lanzarían contra el grupo de Ejércitos Centro Alemán, durante la Segunda Guerra Mundial) y los rusos ven como es necesario usar reservas del centro para reforzar la zona. Esto provoca que Ney y Bagration salgan heridos con sus hombres. El primero sobrevivirá, el último morirá de sus heridas días después.

 Murat, el gran mariscal de Napoleón, lanza a sus hombres al debilitado centro y comienza a hacerse un boquete en las líneas rusas. Ney y Poniatoswky urgen a su emperador que lance a la famosa Guardia Imperial, la crema y nata del Ejército Francés, para acabar con el asunto.

 Pero Napoleón juzga excesivo esto y decide que las cosas sigan su rumbo. Los rusos se recuperan y vuelven a formar las líneas como pueden e inclusive, se dan el lujo de contratacar, con sangrientas pérdidas, logrando que los franceses retrocedan por un momento. Esto provoca que los franceses, usando su caballería de coraceros, contenga a los rusos y lance una nueva ofensiva. Murat nuevamente marca el ataque de caballería, haciendo que los rusos vuelvan a perder la estabilidad.

 Sin embargo, el destituído Barclay de Tolly, lanza los coraceros rusos con todo y nuevamente forma la línea rusa, que ya se veía en debacle y forzan nuevamente a los franceses a retroceder. Es un toma y daca de los buenos, donde se pierden hombres por minuto a gran velocidad.

 Kutuzov, viendo una oportunidad, lanza a la Guardia Imperial Rusa y logran hacer retroceder más a los franceses.

 Napoleón, molesto con la situación, decide al menos utilizar la artillería de la Guardia Imperial, que logra frenar a su homóloga rusa y poner parejo el combate.


 Ya para la tarde, hay solo pequeñas escaramuzas, mientras el campo de batalla purulan los muertos. Los franceses han logrado tomar las posiciones iniciales rusas, pero estos apenas han retrocedido un mentado kilométro. Sin embargo, Kutuzov ve el cansancio en sus hombres y decide durante la noche, retirarse del campo de batalla, juzgando la batalla pérdida y dejando libre el camino a Moscú.

 Napoleón, exultante, se adjudica la batalla, aunque se debe reconocer que ambos bandos habían quedado parejos, solo la decisión de Kutuzov de retirarse al último momento, es lo que determina para quien fue la victoria.

 El resultado de la batalla es desastroso: se calculan en un inicio, 100,000 muertos, pero luego las cifras se han ido rectificando a algo más de 50,000. La razón por la cual se considera tan sangrienta, es que la cantidad de hombres que murieron por hora fue alrededor de 6,000, superando con mucho la media de 4,000 que cayeron durante la sangrienta batalla del Somme, durante la Primera Guerra Mundial.

 Bien sabemos las consecuencias posteriores: Napoleón entro a Moscú, pero la encontro vacía y luego incendiada. El zar se había ido y no había nadie quien entregara la ciudad a Napoléon. Este, luego de estar unos meses peregrinando en Moscú, decide salir, en una retirada que le costo la corona y posteriormente, el exilio.


En cambio, para Rusia, significo la Gran Guerra Patriotica, que sentaría una base de nacionalismo sin precedente en la nación. Kutuzov vería un año de gloria, pero no alcanzaría a ver el final de Napoleón, 3 años después, ya que fallecería al año de la dudosa derrota de Borodino.

 Pero eso, es otra historia.

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Saludos a mi princesa ^^, así quienes gustan de este tipo de batallas.

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