jueves, 15 de noviembre de 2012

Batalla de Sekigahara: la unificación de Japón.

 Como todo buen fan del anime o el manga, también disfruto de la cultura e historia japonesa.Me parece interesante, ya que me permite ampliar el contexto en el cual se desarollan muchas de mis historias favoritas.
 Sin embargo, mi gusto por la cultura japonesa, no nació directamente del anime, sino de un "subproducto" de esta sociedad y para colmo, de factura gringa: Las Tortugas Ninja. Y más precisamente, de la tercera película "Live action".

 Para los fans de los quelonios comepizzas, saben que el tercer film esta basado en un viaje en el tiempo que tienen los protagonistas y terminan en el Japón Feudal, justo en el año 1603.

 Aunque la fotografía de la peli es mala realmente, fue lo suficiente para darme una ligera idea de como era el Japón de aquellos tiempos. Lógico, me termine enamorando de la estética y de las costumbres de aquella época.
 De allí nació un gusto que se ha ido exponenciando con el paso de los años. Posteriormente, cuando volví a disfrutar de las mieles del cable en el 2004, había un canal donde ponían documentales interesantes sobre Japón, en el viejo History Channel.
 Fue cuando hablaron por primera vez, de la batalla que unificó a Japón, luego de siglos de guerra civil y dio paso al periodo Edo, que serviría de afianzamiento a la clase samurai.


La batalla de Sekigahara (関ヶ原の戦い Sekigahara no tatakai?) fue una batalla decisiva en la historia de Japón que tuvo lugar el 21 de octubre del año 16001 (Keichō 5, decimoquinto día del noveno mes según su antiguo calendario) en Sekigahara (hoy prefectura de Gifu). Durante este conflicto se enfrentaron los ejércitos de las dos principales facciones del país: por una parte, quienes consideraban que Toyotomi Hideyori, hijo de uno de los grandes unificadores del Japón, Toyotomi Hideyoshi, era quien debía convertirse en el dirigente del país. Por otra parte, la facción de los que apoyaban a Tokugawa Ieyasu, uno de los daimyō (señores feudales) más prominentes del país, para que se convirtiera en el dirigente.

La victoria del «Ejército del Este» de Ieyasu le mereció pasar a la historia como «El último de los grandes unificadores de Japón» junto con Oda Nobunaga y Toyotomi Hideyoshi. Además, le despejó el camino para que obtuviera el título de shōgun, máxima autoridad política y militar en Japón durante esa época. A partir de entonces se establecería el shogunato Tokugawa, el último shogunato de la historia y el cual duraría más de 250 años al frente del gobierno.



Para darnos cuenta de la importancia de la batalla, hay que hacer un poco de contexto sobre la historia de Japón.


 A principios del siglo XI, el emperador había mantenido una cierta dominancia sobre el territorio japonés, que entonces estaba lleno de pequeños feudos, que controlaban terratenientes o clanes, de los cuales destacaban los Minamoto, Taira, Fujiwara y los Tachibana. Estos clanes juraban lealtad al Emperador.
 Sin embargo, las crisis de sucesión provocaron que Japón tuvieran en cierto tiempo, hasta dos emperadores, que representaban las dos zonas en las cuales se divide hoy Japón: Kanto y Kansai.
 Esta última, era más desarrollada económicamente, mientras Kanto siempre fue considerada un territorio lleno de salvajes.
 Sin embargo, esta región termino siendo preponderante para que el Clan Minamoto tomara el control de casi todo Japón y presionara al Emperador a crear un regente samurai, que denomino Shogun.

 Este "gobernador" militar llego a ser el gobernador "de facto" de Japón durante los siguientes siglos. Sin embargo, como el Shogun dependía de los clanes, su poder se vió rapidamente disminuido cuando este no complacía los gustos del clan que lo sostenía o el mismo clan, terminaba siendo destruido.

 Por este motivo, las rebeldías en el viejo Japón fueron frecuentes y diferentes zonas del país comenzaron zonas de autodefensa o de un constante militarismo, donde había una mezcolanza de intereses.
 Este periodo fue conocido como la época Sengoku, que equivalía al periodo de guerras que hubo en México en el siglo XIX antes del Porfiriato.

 Fue hasta el siglo XVI que Oda Nobunaga y luego uno de sus generales, Toyotomi Hideyoshi, iniciaron una serie de acciones, tanto militares como políticas, para reunificar el país. A diferencia de sus antecesores, que creían que tomando la vieja capital imperial, Kioto, era la llave para la resolución del conflicto, sus acciones se enfocaron en dominar primero las regiones de Kanto, que habían sido las más problemáticas en los últimos años. Nobunaga se encargo de esto, pero antes de que pudiera ir a la capital, fue asesinado por uno de sus lugartenientes. Por suerte, Toyotomi, uno de sus allegados, tomo las riendas de la unificación y termino las labores de su predecesor.


 Tan pronto los daymos (Señores Feudales Samurais) de Kanto fueron pacificados, a la buena o la mala, Toyotomi, se lanzo hacia la capital. El emperador no podía nombrarlo Shogun, por sus raíces campesinas, así que lo nombro como una especie de Regente Imperial.
 Toyotomi se movió a sus anchas durante su "gobierno", no solo fregando a los cristianos que habían comenzado a echar raíces en la zona de Nagasaki, sino también en hacer alianzas con los díficiles clanes del Este, que solo mantenían obediencia por mandato imperial, sino también en invadir Corea e inclusive al imperio chino.
 Sin embargo, la  invasión coreana termino en un fracaso importante para Toyotomi, no llena de eventos bastante chuscos, que espero comentar en una próxima entrada y de paso termino minando la salud del Kanpaku, que ya tenía una problemática con su descendencia. Su sucesor había muerto de chamaco y por consecuencia, su sobrino Hidetsugu fue designado como sucedor. Sin embargo, este se le veía con hambre de poder, lo cual no cayo en la gracia de Toyotomi.
 Por suerte, una de las consortes del viejo regente, dio a luz a un chiqui-baby, lo cual dio la posibilidad a Toyotomi de nombrarlo como su sucedor. Claro, para ello, tuvo que ordenarle a su querido sobrino que se suicidara, lo cual cumplió sin problemas (el bendito honor).

Blason Toyotomi

Aun con esto, Toyotomi veía cerca su final, por lo cual nombro una regencia donde 5 de sus más leales generales, gobernarían en nombre de su heredero, hasta que tuviera mayoría de edad.
 Estos regentes eran  Tokugawa Ieyasu, Maeda Toshiie, Uesugi Kagekatsu, Mōri Terumoto y Ukita Hideie.

Finalmente, mientras Toyotomi estaba coordinando una segunda invasión a Corea, fallecio en 1598, lo cual puso en acción la regencia, que se mantuvo relativamente estable por un año.
 Sin embargo, la muerte del más anciano y que servía de balance en el grupo, Maeda Toshiie, precipito el fin de la regencia.

 Tokugawa Ieyasu, un vasallo que había ascendido en la escalada de poder de manera impresionante (hijo de un samurai de segunda y que un tiempo fue rehen de Nobunaga) e Ishida Matsunari habían tenido ciertos "piques" debido a que Tokugawa había formado alianzas familiares con los problemáticos clanes de Kanto, lo cual le garantizaba una cantidad de poder muy desigual, comparado con los otros regentes.
 Ishida, como fiel burocratico, comenzo a instigar en la corte sobre la posible traición de Tokugawa.
 Como es lógico, las amenazas de ambos lados no se hicieron esperar, haciendo más mella en Ishida, que viendo un posible asesinato, se escapo de su casa, vestido como una "ñora", y paradojicamente, pidiendo ayuda al mismo Tokugawa.
 Este lo asilo en su castillo y estuvo viviendo allí unos meses, hasta que Tokugawa juzgo que la situación se había calmado.

 Ishida, lejos de tomar esto como un gesto de buena voluntad, volvió a instigar en la corte las intenciones de Tokugawa. Aprovecho que este había amenazado a otro de los regentes, Uesugi Kagekatsu, que estaba juntando armas, para denunciar a Tokugawa como un traidor.
 Literalmente, Ieyasu se tomo esto como una declaración de guerra y con su ejército movilizado, se lanzo a la aventura de "aplacar" a los rebeldes, mientras Ishida y el resto de los regentes se le unieron para darle en la torre a Tokugawa.

 El primer movimiento de Tokugawa fue formar a su ejército, que se denomino "Del Este", mientras algunos de sus canchanchanes le ponían un estate quieto a Uesugi Kagekatsu. El formar un ejército le iba a costar tiempo a Ieyasu por lo cual le encargo Torii Mototada, uno de sus compadres que aparte tenía un castillo, que sirviera de freno al llamado Ejército del Oeste, que iba trás Tokugawa.
 Por su prisa de aplacar a su rival, Ishida no tomo en cuenta los comentarios de algunos samurais, que con esa mentidad de "doncella" ofendida, dejaron de apoyarlo y se pasaron al lado de Tokugawa, sea sin intervenir en batallas futuras o pasandose a su bando en el momento menos esperado.

 Tal como se previo, el ejército del Oeste llego al castillito de Mototada, que con sus valientes acciones, retrasaron el avance de Ishida y compañía. Con aires al estilo de "300", Mototada comenzo a inflingir bastantes bajas a sus enemigos, hasta que un traidor quemo una torre del Castillo, lo cual precipito el fin. Mototada termino cometiendo seppuku y el castillo termino por caer, pero ya había costado 3,000 hombres al Ejército del Oeste y bastante tiempo, que aprovecho Tokugawa para atacar dos castillos que estaban en la ruta de Nakasendo y que le asegurarían el control, no solo de Kanto, sino la entrada a la región de Kansai. Tokugawa dejo a su hijo y a varios compadres en la toma de dichos castillos, mientras el susodicho se dirigía a toda velocidad hacia Kioto.

 Por tal motivo, Ishida movió también sus tropas hacia la región de Akasaka, donde las vanguardias de ambos ejércitos se tocaron, en una pequeña escaramuza, donde las tropas de Ishida compararon el tamaño del ejército del Este y se inclinarona a atacarlos de manera sorpresiva en la noche. Sin embargo, el código samurai volvió a manifestarse y los achichincles de Ishida dijeron que era artero, cobarde, una villania atacar de noche a un ejército cansado (que tiempos aquellos, cuando los rivales se enfrentaban en sus mejores condiciones, no que ahora...).


 Finalmente, los dos ejércitos se formaron en la madrugada del 21 de octubre de 1600. Como había lluvia y neblina, los ejércitos se pasaron un rato viendose las caras, hasta que supuestamente, una carga de los diablos rojos de Li Naomasa, proveniente del Ejército del Este, dio inicio a las hostilidades.
 El número de samurais implicados en la batalla es variable. Se dicen que fueron de 125,000 en combate hasta 250,000, que sigue siendo una suma impresionante para la época.

 La carga de Naomasa fue tan fuerte, que obligo a una parte del Ejército del Oeste a retroceder. Otras facciones del Ejército del Este se unieron a la carga y en un instante, la zona donde se encontraba Mitsunari, se vió en peligro. Sin embargo, se formo un perimetro defensivo que permitió salvar la situación del líder del Ejército del Oeste, que inclusive le permitió contratacar, no solo con ataques hombre a hombre, sino con el uso de arcabuces.

 Se tiene la idea de que Japón no conoció el armamento moderno sino hasta mediados del siglo XIX, con la Restauración Meiji. Sin embargo, antes de que Toyotomi cerrara las fronteras japonesas, los europeos ya habían establecido un nutrido intercambio en costas japonesas. Entre los objetos de importación fueron primero las pistolas y luego los arcabuces, dados principalmente por comerciantes portugueses.
 Ya para mediados del siglo XVI, Japón había comenzado a producir sus primeros arcabuses, llamado Tento (cañon de acero) que cambio radicalmente el modo de pelear del Samurai promedio (aunque lógico, se consideraba aun un deshonor, ya que ahora una persona sin ningun entrenamiento especial, podía abatir a un guerrero bien entrenado).

 Como sea, Ishida logro frenar el ataque de su rival e inclusive contratacar, forzando a que las tropas de Ieyasu retrocedieran a sus posiciones de avance.
 Este movió su centro de mando, lo cual dió nuevos bríos a sus tropas, que volvieron a meter en cintura al Ejército del Oeste.
 Aunque parecía que Ishida tenía problemas, en realidad todo estaba moviendose como él había planeado. Desde un principio se había usado como carnada al gran Ukita Hideie, que había detenido las cargas de Naomasa y compañía, en una guerra de desgaste.
 Ya en un momento, Ishida lanzaria sus reservas que rodearían al Ejército del Este y terminarían acabando con Ieyasu.

 Sin embargo, los encargados de tal contrataque, eran de dudosa fidelidad. Para empezar, Kobayakawa Hideaki había comenzado a simpatizar con Ieyasu y él era el que lanzaría la carga inicial que obligaría a retroceder al Ejército del Este hacia la trampa que preparaban Kikkawa Hiroie y compañía. Pero este, andaba desayunando como Dios manda y estaba esperando los movimientos de Kobayakawa.


 El combate se fue alargando. Ishida e Ieyasu veían con impaciencia las acciones de Hideaki, mientras el resto de ambos ejércitos se trenzaban aun en batalla.
 Finalmente, Ieyasu impaciente, ordeno que una fila de arcabuceros soltaran una ráfaga de provocación, atrás de las líneas de Kobayakawa.
 Este pareció despertar y finalmente se lanzo sobre sus propios camaradas, dando a lugar a la temida traición.
Ōtani Yoshitsugu, que cuidaba el flanco de Ishida, previo esto, pero ya cuando Hideaki lanzo su carga traicionera, no tenía hombres para protegerse y rapidamente fue barrido por los hombres de Kobayakawa (y como se esperaba, termino por cometer seppuku).
 Al saberse de esta maniobra, el Ejército del Oeste cayo en pánico y rapidamente se disperso ante la consternación de Ishida, que también tuvo que salir con la cola entre las patas.

Algunos generales de Ieyasu pidieron salir trás ellos, pero Ieyasu dio por terminada la batalla. Ya habría oportunidad para ellos, días después, cuando Ishida y la mayoría de sus compinches, terminaron siendo capturados y luego ajusticiados, así otros serían exiliados de manera permanente.

 Se dice mucho de la mala relación que tuvieron Ieyasu con su hijo Hidetada, ya que este llego tarde a la batalla de Sekigahara por no haber podido tomar los castillos que estaban en la ruta de Nakasendo, pero al final termino siendo el segundo Shogun Tokugawa, así que no tiene mucho caso al fin al cabo.

 Las consecuencias de la batalla fueron de suma importancia: con esta victoria, Ieyasu se aseguro el control casí absoluto de todo Japón. Tomo al hijo de Toyotomi y lo encerro en el castillo de Osaka, en un arresto domiciliario que duraría solo unos años, ya que este se terminaría rebelando hacia Ieyasu, pero igual terminaría siendo muerto en el asedio del Castillo.


 Ieyasu fue a Kioto, donde el Emperador Go-Yosei, lo nombro Shogun. El Shogunato Tokugawa duraría 250 años y sería la base para el periodo Edo.
 Debido a la victoria, Ieyasu se dio el lujo de al fin pacificar a los clanes, no solo con la victoria y dinero, sino también en crear un estigma que perduro hasta la Era Meiji.
 Los clanes que lo habían apoyado en la batalla, llegarían a ser sus favoritos y recibirían en los siguientes años, favores de todo tipo. Mientras los clanes que lo habían atacado, fueron rebajados en calidad y billete, así enviados a zonas bastante lejanas, lo cual serviría de ejemplo para quienes trataran de oponerse a los Tokugawa.

 Con esta batalla, Ieyasu consumo la labor iniciada por Nobunaga y continuada por Toyotomi. Japón, luego de 600 años, volvía a ser una sola nación, que viviría de manera aislancionista por dos siglos y medio, hasta la llegada del comodoro Perry en 1852.
 Pero eso, es otra historia.

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Saludos a mi Hinata-sama :3, así a quienes gustan de la historia japonesa.

2 comentarios:

  1. ¿Para otra entrada la batalla de Dan-no-ura? :)

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  2. Hola. Gracias por compartir información acerca de la Batalla de Sekigahara. Me sirvió demasiado este artículo, es justo lo que buscaba. Te dejo en mis favoritos para seguir leyendo el contenido que compartes. Espero sigas adelante con este blog, es muy interesante. Felicitaciones! Cata.

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