Por suerte, parece que podré terminar a tiempo el asunto (parece, porque cuando uno celebra, se ceba el asunto) y me puedo dar un poco de tiempo para reflexionar sobre lo bonito de la vida (o mínimo, las tonteras de mi cabeza).
En fin, ya dejando tanto dramatismo, vamos a lo bueno: la reseña de Sakamichi no Apollon, uno de los mejores animes de la temporada de primavera y quizás de todo el año...claro, hasta que llego Sword Art Online >:3.
Sakamichi no Apollon (坂道のアポロン Sakamichi no Apollon?, lit. "Apolo en la pendiente") es una serie manga japonesa escrita por Yuki Kodama. Este manga fue adaptado en el 2012 en una serie de anime titulada en inglés Kids on the Slope.1 Este anime fue dirigido por Shin'ichirō Watanabe, recordado por la dirección del anime Cowboy Bebop. La historia está ambientada en la isla de Kyushu, en una pequeña ciudad de la prefectura de Nagasaki; a mediados de 1960. Nishimi Kaoru es un chico tímido e ingenuo con problemas para hacer amigos acostumbrado a cambiar de instituto constantemente a causa del trabajo de su padre. Sin embargo, el verano de 1966 promete ser diferente gracias a dos compañeros que entrarán inesperadamente en su vida: Mukua Ritsuki, la delegada de la clase, y Kawabuchi Sentaro, un muchacho desaliñado y problemático acostumbrado a andar todo el día saltándose las clases o metiéndose en peleas.
Cuando salieron los previos para la temporada de primavera, por alla de febrero de este año, esta serie fue una de las señaladas para verla. Digo, para empezar estaba ambientada en los años sesenta y luego trataba de una especie de triángulo amoroso, entre un nerd, una chica y un buscabullas. Prometedor a morir.
Pero entre la entrada a la especialidad y otros animes que me fueron enganchando, termine por dejarla de lado (aparte mi "primo" pc ya no puede procesar videos de alta definición y ver desfasado el sonido de la imagen es horrible, el parote que me hace la lap sinceramente). Por lo tanto, el primer episodio se quedo almacenado por unos meses.
Fue hasta que escuche el Crapcast, que hablaban de esta serie y como había sido una colaboración entre los maestros Shin´ichiro Watanabe y Yoko Kano (director de animación y compositora), así otras tantas estrellas del medio, que me decide dejar de lado otros animes y enfocarme en esta serie.
Y vaya que valió la pena.
Como dice la reseña, Kaoru es un chico a la Tom Misaki: acostumbrado a cambiar de residencia por el trabajo de su padre. Esto le ha hecho ser arisco y aparte tener crisis de ansiedad bastante notables, que se manifiestan cuando esta en una situación poco agradable. En una de esas crisis, Kaoru va corriendo al techo de la escuela para calmarse, cuando conoce a Sentarou, el gandalla de la escuela. Al principio, uno pensaría que le partiría la cara, pero Sentarou bromea con él y al saber que es pianista, lo invita a su casa a interpretar algo que esta de moda, llamado Jazz.
Así inicia una amistad entre dos hombres, en una época no tan diferente a la actual.
Lo primero a destacar, es la calidad de animación que el maestro Watanabe imprime a la serie. Si uno comienza a verla, uno le viene a la cabeza que es una especie de K-on para hombres. Sin embargo, a diferencia de esta, aquí si vemos a los protagonistas tocar sus respectivos instrumentos, como la batería o el piano, en lugar de solo ver cortos de lejos de las interpretaciones. El anime quiso dar un realismo y lo logra con creces, al grado de cuando se escucha a los dos protas darle a los instrumentos, uno se emociona, como si estuviera allí.
Otro detalle de valor, es la misma música. Aunque escuchamos ya piezas de jazz harto conocidos de la época, Yoko Kano mete de su propia cuchara, creando un score fantástico, que lejos de tener los batucazos clásicos, aca es una melodía constante en todos los episodios, que no desmerita en absoluto.
Por otro lado, la forma de desarrollar la trama es formidable. No se niega que el tinte shoujo esta por todos lados, pero como si el anime hubiese sido creado para un público masculino, en lugar de estar dandole vueltas a las subtramas, aquí vemos las cosas más directas, más fluidas, lo cual evita los engorrosos fillers o capítulos de relleno. Cada capítulo de la serie es clave y aparte tiene cosas para disfrutar. Nada queda de más ni de menos. Por ejemplo, cuando vemos que va a ver una declaración importante, no tienen que pasar 3 o 4 episodios para eso, sino en el mismo capítulo se desarrolla este evento de plumazo. Y esto nos conlleva a otro punto importante de la serie, que son los personajes. Aunque Kaoru o Ritsuko entran dentro de los canones de esos personajes de anime melosos, Sentarou viene a ser la gran estrella del show. Sencillamente, el tipo es formidable, demasiado humano, pero a la vez demasiado cool. No tiene la inteligencia de Kaoru, ni la profundidad de Ritsuko, pero su forma de manejar las cosas, así de ver la vida, de plano que conmueve. Ni se diga, su pasado es muy humano, tocando de parte, no solo las subculturas que asediaban a Japón en esa época, como el cristianismo y los remanentes de la ocupación norteaméricana. Y para colmo, los personajes que conforman parte de su vida, como Junichi o Yurika, también son harto carismáticos.
Aunque muchos se quejan del final de Sentarou al final de la serie, a mi me pareció el más indicado. Digo, alguien como él, no tenía muchas posiblidades en este mundo tan canijo en que vivimos.
Pese a los altos puntos que tiene el anime en muchas áreas, también adolece de detalles un tanto fastidiosos. El problema más fuerte, es que precisamente es un anime con tintes shoujos y por momentos, yaoi. No niego que el manga en que se inspiro la serie, realmente es una novela rosa yaoi para mujeres mayores, y anque el anime minimiza esto, aun muchas situaciones se interpretan de mala gana.
El otro, es que Kaoru, aunque es un personaje muy humano, llega a ser chocante. Ciertamente va madurando conforme avanza la serie, pero también sigue mostrando muchas de sus aristas, haciendolo tan inmaduro que llega a uno a tenerle birria. Digo, eso viendolo de manera imparcial, pero personalmente, me pareció un buen personaje (seh, me termino identificando con él).
Pero aun con esto, Sakamichi No Apollon tiene el punto más fuerte de todos los animes que he visto hasta la fecha: el trato y la amistad entre dos hombres.
Cuando comence la fiebre del yaoi hace más de 10 años, si algo me choco de la tendencia de muchas mujeres hormonadas, era traspolar situaciones románticas heterosexuales a una relación masculina, lo cual hace que una amistad masculina se malinterprete o peor, se crea que siempre para que halla una relación homosexual, alguien tiene que ser muy femenino y el otro, muy macho.
Aca, es totalmente distinto. Vemos una relación masculina en casí todo su esplendor. Como dos hombres entablan una amistad que traspasa el tiempo y aparte las diferencias, tanto económicas como de forma de pensar, y como la comunicacíón entre ambos, puede ser mantenida, no solo a base de parloteos o cariñitos, sino de formas más sutiles. Sin tantos esfuerzos, sin tantos segundos sentidos, solo como debe ser. Claro, no niego algunos momentos medio cursilones, pero al menos es un buen intento de la autora original, por mostrar como la amistad masculina es eso, y no las pobres malinterpretaciones que muchas fans hacen del yaoi.
Digo, al ver esta serie, recordé cuando estaba en la uni, con mis cuates.
En fin, que Sakamichi no Apollon vino a representar una bocanada de aire fresco, en algunos conceptos que ya me habían fastidiado en el anime y aparte, vino a traer personajes muy carismáticos, como el mismo Sentaro. Altamente recomendable, tanto para novatos como para veteranos en el anime o manga.
Lo mejor: Sentarou.
Lo peor: los tintes shoujo
Lo original: una verdadera amistad masculina.
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Saludos a mi princesa ^^, así a quienes gustan del buen anime.
Y olvidas que yo te la recomende tambien, traste.
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