lunes, 6 de agosto de 2012
Batalla de Tsushima: la debacle de los Romanov
Se dice que la batalla de Trafalgar, entre la escuadra inglesa y la flota franco-española, a principios del siglo XIX, fue la más espectacular batalla naval de los tiempos modernos.
Sin embargo, hubo una batalla naval que supero con creces este encontronazo, no solo por la modernidad de las naves, sino por la salvajía con la cual se combatio.
Mientras en Trafalgar, los capitanes de cada navío podía darse por vencido y rendir a sus hombres, en la batalla que voy a comentar, no hubo ese chance, ya que fue toda una carnicería, donde una flota quedo destruída, mientras la otra se encumbraba como una de las mejores de todo el orbe, para luego conocer su ocaso en la Segunda Guerra Mundial.
Hablo de la batalla de Tsushima, que decidió la guerra ruso-japonesa de principios del siglo pasado.
La Batalla de Tsushima (en japonés: 対馬海戦), comúnmente denominada la Batalla del Mar del Japón (japonés: 日本海海戦) en Japón, fue un encuentro armado entre la flota japonesa y la Flota Rusa del Báltico, enviada desde Europa, que pelearon en los estrechos ubicados entre Corea y Japón cerca del grupo de islas de Tsushima en mayo de 1905. La victoria favoreció al Japón.
La primera vez que escuche sobre la batalla de Tsushima, fue en mi viejo libro de historia de la secundaria. Entonces el colorido de las ilustraciones del libro me tenían fascinado, pero en especial una imagen que luego ví repetirse varias veces: un destructor japones atacaba sin piedad un crucero ruso, que se veía antiquisimo comparado con la modernidad de su contraparte nipon. En ese entonces, comenzaba a profesarle cierto gusto a Japón y ver como se habían impuesto a una nación tan fuerte como Rusia, me llenaba de emoción.
Claro, como he repetido hasta el cansancio, uno va creciendo y a la vez "madura" los conocimientos. La realidad no podía ser más distinta, cuando comence a leer sobre la guerra ruso-japonesa, en especial cuando conseguí un libro, por alla del 2007, que hablaba sobre la batalla de Tsushima, pero aparte de todo el contexto que había precedido a la batalla.
Rusia ha tenido una historia muy convulsa. Lejos de seguir un proceso de lenta "modernización" como sus contrapartes europeas, sus momentos de cambio han sido sumamente bruscos. Falta ver como Pedro I, luego de un viaje por Europa, trato de imponer a la fuerza las costumbres occidentales y que tanto chocaban a los rusos (como el afeitaje de las barbas tan características de los eslavos), ni se diga que paso la capital, de Moscú a San Petersburgo (esta última construyendola sobre un lugar nada propicio, a las orillas del Baltico).
Para no hacer largo el cuento, la historia más reciente fue la revolución de octubre, que en un tris, cambio un país con tendencia monarquica, a uno de proletariados.
Esta tendencia, ha provocado que Rusia no halla tenido un momento de estabilidad desde su propio nacimiento. Y estos traspies, fueron el origen de la guerra con los japoneses entre 1904 y 1905.
Cuando Nicolas II subio al trono a finales del siglo XIX, se enfoco en expander el Imperio Ruso como sus antecesores. Para Europa no había más de donde agarrarse, salvo alianzas estrategicas con Inglaterra, Francia y el problemático Serbia. Así que fijo sus ojos sobre el lejano Oriente, en especial en la zona que China ocupaba de manera débil, como la provincia de Manchuko o el área de Vladivostok y la península de Corea.
Aunque los rusos llegaron primero, los japoneses supieron imponerse, en base a orden y de ser metiches, en varias ciudades rusas. Ellos también buscaban dominar esa parte de Asia, que creían por derecho, era suya. Corea nuevamente fue el blanco de disputas entre los eslavos y nipones, llegando a quitar o legalizar a sus propios gobernantes, todos enfrascados en una batalla de derechos, de la débil monarquía coreana. El clavo que termino por hacer estallar las hostilidades, al menos diplomáticas, fue el transiberiano, que llegaba hasta Vladivostok, pero atravesaba territorio en disputa, no solo con China, sino con el mismo Japón.
Sin embargo, Rusia luego se fue a la busqueda de puertos más "tranquilos" para sus trámites comerciales. Aunque Vladivostok era un buen puerto, una parte del año estaba cubierto de hielo, lo cual dificultaba el transito comercial. A tal instancia, Rusia termino por fundar Port Arthur, más al sur de la jurisdicción que supuestamente le tocaba.
Esto irrito a los japoneses, que terminaron por declararle la guerra a los rusos.
Mientras el Imperio del Sol Naciente desplegaba sus tropas terrestres, que estaban modernizadas al 100%, Heihachiro Togo, el gran Almirante Japo, ordeno un bloqueo hacia Port Arthur.
Por suerte, Rusia tenía al que se consideraba uno de los mejores Almirantes de la historia rusa, llamado Stepan Makarov, que fue despachado a Port Arthur. Tan pronto el Almirante llego, puso de patitas en la calle a los burocratas, animo a las tropas y aumento las defensas de la ciudad a un nivel admirable, que en los primeros días de la guerra, los nipones no hallaban el modo de atravesar las defensas de Makarov. Sin embargo, un error del mismo Makarov, hizo que se subiera a un crucero que sin querer, toco una de las propias minas que él había dispuesto, lo cual ocasiono el hundimiento del crucero y la muerte del gran Almirante.
Esto provoco pánico en Port Arthur, que luego tontamente, mandaron al resto de su flota a combatir a la modernizada flota japonesa, que en cuestión de horas, hizo pedazos a la flota rusa en el Oriente. Sin embargo, en tierra, las cosas estaban un tanto más parejas, ya que el ineficiente ejército ruso, pese a todo, había logrado parar las tropas japonesas que se lanzaban hacia Port Arthur.
Viendo tales eventos, Nicolás II y su tío, el duque Serguei, vieron que la única forma de parar a los japoneses, era mandar la flota occidental rusa, que se encontraba en el Baltico, para combatir a los nipones.
Aquí comenzaron los problemas para Zinovy Rozhestvensky, que era considerado el segundo mejor Almirante Ruso, luego del fallecido Makarov.
Rozhestvensky trato de influir en el Zar y decirle que mandar toda una flota, que para colmo, estaba en pésimo estado, al otro lado del mundo, era una tontería, pero este como el gran Duque Serguei, hicieron oídos sordos y apenas permitieron que algunos barcos, que si se veían muy mal, se quedaran en Kaliningrado.
Pero aun con estos barcos fuera de servicio, la Flota Báltica Rusa era numerosa, pero muy desigual. Mientras estaban cruceros y acorazados muy modernos como el Suvorov o el Alexander III, el resto eran cruceros de muy baja calidad o de plano viejisimos, de la decada de 1860.
Para colmo, recorrer todo el mundo, hizo que los marineros, que pese a tener un entrenamiento leve, llegaran muy fastidiados y sin ánimo, ya que un encuentro con la flota inglesa en Africa, le quito más credibilidad a la campaña rusa. El viaje fue desgastante, casí un año de estar dando vueltas por todo los mares conocidos y con miles de problemas, tanto de abastecimiento como de ocio.
Mientras tanto, Togo había estado entrenando a la armada rusa, que había sido modernizada en los últimos 10 años, gracias a los astilleros ingleses. Mientras que la flota rusa tenía 5 super acorazados, y el resto cruceros viejitos, la flota japonesa tenía menos barcos, pero todos más rapidos, modernizados y con mayor artillería, en especial un tipo de bala llamada "shimose", que se comentará más adelante.
Rozhestvensky trato de "perder" su flota en el Mar Índico, pero la maniobra no resulto, ya que creyendo que Togo aun estaba al norte de Japon, trato de cruzar en el estrecho entre la península coreanea y el lado sur de la isla de Honshu, que era la ruta más rapida para llegar a Port Arthur.
Esto tecnicamente le costo la victoria, ya que Togo sabía de este movimiento y se coloco frente a él, disponiendo sus barcos en dos líneas.
Para cuando el Almirante Ruso se dio cuenta de estas maniobras, trato de hacer lo mismo, pero debido a la poca velocidad de la flota rusa, esta se aglomero en un enorme blanco, que sentencio la batalla.
En la mañana del 27 de mayo de 1905, se dieron los primeros cañonazos, por parte de la Armada Japonesa, a una distancia de 6,000 metros.
Sabiendo de la cadencia de tiro de los japoneses, Rozhestvensky había hecho que sus hombres practicaran también sus tiros, mejorando enormemente la precisión rusa. Sin embargo, mientras los barcos rusos eran de madera, los japoneses estaban recubiertos de metal y los cañonazos lograron pegar, pero sin causar mayor daño. En cambio, el principe Suvorov, el barco insignia de la flota, recibió apenas pocos golpes, pero fueron devastadores gracias al shimose, una sustancia que explotaba en llamas apenas al hacer contacto.
En cuestión de una hora, el Suvorov y todos los acorazados modernos se fueron a pique. Rozhestvensky, gravemente herido, fue trasladado a un crucero donde luego de unas horas, fue rapidamente rendido a los japoneses.
El resto de las naves rusas fueron hundidas o perseguidas. Nebogatov, segundo al mando, tuvo que rendir al menos 4 naves cuando trataba de escapar por el lado oriental de Japón, mientras que solo uno a dos barcos lograron definitivamente salir del cerco nipon, llegando a Vladivostok.
Saldo final fue la perdida de más de 4,000 hombres, así de 21 buques de guerra rusos, mientras los japones apenas perdieron 100 hombres y 3 lanchas torpederas (sí, de las chiquitas). Todo un desastre de la flota naval rusa.
Con esta victoria, el poder ruso se fue a la basura literalmente, ya que toda la flota naval había sido hecha añicos, mientras el ejército terrestre, desmoralizado ante la derrota, fue rindiendose y dejando su paso a Port Arthur, que termino por rendirse semanas después.
A la postre, esto creo dos grandes repercusiones: el Imperio Ruso comenzo a decaer paulatinamente. La derrota creo descontento en la gente y las huelgas no se hicieron esperar. Nicolás II trato de suprimir todo a base de violencia, pero sus ministros le previnieron de esto, para lo cual formo la Duma, para tratar de dar legitimidad a sus acciones. Claro, ya todos sabemos que eso sirvio para dos cacahuates, porque 12 años después, la revolución de octubre terminaría por derrocarlo y de paso llevarselo a la tumba, con todo y familia.
Por otra parte, Japón se convirtió en una potencia marítimia de primer orden y puso de moda a los Acorazados como maquinaria de guerra naval, que igual terminaron con el ataque a Pearl Harbor. Esta victoria haría crer a Japón que era una potencia de primer nivel y justificaría sus acciones en la Segunda Guerra Mundial.
Como dato curioso, los dos grandes Almirantes de esta batalla, vivieron destinos muy distintos, tanto como sus naciones: Togo fue encumbrado y considerado héroe nacional, retirandose con todos los honores, mientras Rozhestvensky cayo en desgracia, luego de recuperar sus heridas en Japón, donde el mismo Togo lo felicito y lo exculpo de las torpes maniobras de sus jefazos. Gracias a su amistad con Nicolás II, se le perdono y vivió con su familia unos cuatro años más, cuando fallecio de un ataque cardíaco en la comidad de su hogar.
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Saludos a la dueña de mis quincenas, así a quienes gustan de este tipo de batallas :3.
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