viernes, 1 de abril de 2016

Batalla del bosque de Teutoburgo: una de las más grandes derrotas de Roma

Hace un mes comencé a leer un libro bastante interesante sobre la Caída del Imperio Romano. Sin embargo, el autor en lugar de hacer un desfile de hechos históricos comprobados, al menos en las primeras páginas da un contexto bastante amplio sobre lo que pudo ser las causas del derrumbe de una de las civilizaciones más poderosas de la historia y que domino casi toda Europa por un periodo de 400 años. Uno de los mitos que se trata de derrumbar, al menos de lo que muestra el autor primeramente, es que aunque los bárbaros tuvieron mucho que ver el derrumbe y fragilidad del Imperio, también fueron los propios romanos quienes lastimaron su estabilidad. No en base a solo una degradación cultural importante, sino también en su misma necesidad de ampliar su zona a territorios poco gratos.

Esta situación sobre todo se vio en los límites norteños del Imperio, justo con la zona denominada como Germania, la cual era habitada por pueblos bárbaros muy diferentes a los que Julio César había sometido en la Galia durante la mitad del primer siglo antes de Cristo. Mientras había una suerte de cultura y cohesión, así de riqueza, entre los pueblos galos, los germanos eran de otra pasta: aguerridos, duros, desunidos y que subsistían al día. Por ello, la conquista era difícil, ya que la Galia en su momento había podido mantener el pulso económico de las legiones, el arma militar y política de Roma. Sin embargo, Germania era una tierra menos proclive a ello y el mantenimiento de las legiones por otros medios, sería un lastre que hundiría al Imperio.

Sin embargo, la mentalidad romana terminaría siendo otro lastre y ya daría pequeños avisos, aunque en su momento muy importantes, en especial de mano de Publio Quintilio Varo, que lamentablemente sería el protagonista de una de las peores derrotas que tuvo Roma: la batalla del Bosque de Teutoburgo, y de la cual hablaremos a continuación.


La batalla del bosque de Teutoburgo, también llamada batalla de la selva de Teutoburgo o desastre de Varo, fue un enfrentamiento armado que tuvo lugar en zona montañosa cerca de la ciudad alemana de Osnabrück, en Baja Sajonia, en el otoño del año 9 d. C., entre una alianza de pueblos germanos encabezada por los queruscos y su caudillo Arminio, y un ejército romano mandado por Publio Quintilio Varo, gobernador de la provincia de Germania Inferior, que entonces se extendía hasta el Elba.

Ante las intenciones de Varo de romanizar por la fuerza a los germanos, Arminio reunió un ejército cuyos efectivos se desconocen, y mediante engaños hizo dirigirse a los romanos al bosque de Teutoburgo, una zona de complicada orografía ideal para una emboscada y en el cual permanecían apostados los queruscos. Varo, que dirigía unas fuerzas compuestas por tres legiones romanas (la Legión XVII, la XVIII y la XIX), seis cohortes auxiliares y tres alas de caballería, cayó en el engaño y la emboscada se saldó así con una catastrófica derrota de los romanos y con el suicidio del propio Varo. Tras esta batalla ninguna legión del Imperio romano volvió a llevar los números XVII, XVIII y XIX.

Tras esta derrota, Tiberio, el nuevo emperador, mando a su sobrino Germánico a vengar a Roma. 


Antecedentes: Para principios de la era cristiana, Roma buscaba nuevos territorios, pero también reafirmar los anteriores, amén de que las incursiones germanas eran sumamente desgastantes, no solo para los romanos sino también para los propios galos que ya habían asimilado la cultura romana de un modo u otro. El máximo exponente fue la derrota que tuvo el gobernador de la Galia en el año 16 a.C. cuando un ejército de germanos, en especial de sicambrios (de los cuales, los reyes merovingios decían ser sus antecesores), emboscó a dicho personaje y a su ejercito, al grado que se perdió el águila de la V Legión. Esto provocó una furiosa reacción de Roma, al grado que el futuro emperador Tiberio, en el año 2 d.C. estuvo correteando a los germanos y expulsando a los que podía, teniendo un ejército de casi 100,000 tras él. El más perseguido fue Marbod, rey de los suevos, un pueblo bárbaro que le estaba dando bastante guerra a los romanos. Sin embargo, una emboscada de otros pueblos provoco que Tiberio no lo enfrentase directamente.

Por tal motivo, en el año 9 d.C., el emperador Augusto envió a Publio Quintilio Varo como gobernador de la Germania Magna. Sin embargo, dicha región era más un puñado de aldeas leales a Roma, rodeado de tribus germanas sumamente aguerridas. Varo había tenido un relativo éxito en pacificar la región de Siria y Palestina, donde gano bastante pasta. Sin embargo, muchos detractores (que no eran pocos), decían que Varo había llegado a dicho puesto solo por cuestiones parentales. Se había casado con la hija de uno de los mejores generales de Augusto. Aparte, muchos contemporáneos describían al susodicho como un bruto en muchos sentidos, siendo poco astuto y por momentos manipulable.

Acompañado de tres legiones, la XVII, XVIII y XIX, rápidamente provoco el descontento en la región debido a su forma brutal y ambiciosa de administrar la región. Varios caudillos germanos, en otras condiciones desunidos, habían formado alianzas, en especial bajo la mano de Arminio. Este joven, de origen querusco, en realidad era ciudadano romano y había sido entrenado como legionario, inclusive fue líder de tropas auxiliares en una campaña en los Balcanes. En un principio era compadre de Varo y le ayudo a tratar de pacificar la región. Sin embargo, los desmanes del primero provocaron la desavenencia de Arminio, al grado que termino traicionándolo cuando su labor fue menospreciada por el mismo Varo.

El enojo de Arminio no fue percibido por el propio Varo, pero sí por otras personas que trataron de prevenirlo. Sin embargo, el romano en su soberbia no hizo caso e inclusive prestó ayuda y suministros a su supuesto camarada, al grado de hacerlo un observador directo de las maniobras bárbaras. Aprovechando esto, fue cuando Arminio comenzó a hacer alianzas y establecer un punto de emboscada para liquidar a los romanos, sino también a su antiguo patrón. Y la ocasión se dio en septiembre del año 9 d.C.

Con motivo de la venida de la época invernal, Varo y las legiones (que no solo constituían a los soldados, sino a tropas auxiliares, caballería, como un sinfín de civiles, desde dignatarios hasta prostitutas), decidieron retirarse del río Weser donde tenían su cuartel hasta al otro lado del río Rin. Fue cuando Arminio comentó que había una rebelión cerca de la región, lo cual motivo a Varo a economizar movimientos y utilizar la peregrinación como un movimiento de combate. Arminio marcó el foco de rebelión cerca del bosque Teutónico, o Bosque de Teutoburgo.


Batalla: No hay un escrito fidedigno de lo sucedido ni tampoco de la fecha exacta, ya que muchos registros fueron borrados a raíz de la vergüenza de la derrota, pero los historiadores coinciden en varios puntos que vamos a describir a continuación.

El convoy romano no tenía la formación clásica, ya que como se dijo anteriormente, estaba compuesto no solo por las cohortes romanas, sino también por un montón de civiles que dificultaban la marcha. Aparte, salvo por la unidad de vanguardia de Arminio que los estaba conduciendo a la trampa, había pocos aliados romanos y la caballería era insuficiente. El traidor y otrora líder germano debido a su experiencia militar previa sabía de las debilidades de las legiones y por ello los conducía en una ruta boscosa que dificultaba el uso de las espadas y lanzas romanas, así debido al terreno (el cual estaba siendo apenas "talado" por los propios romanos y que era tan estrecho, que las cohortes no se podían organizar como Dios mandaba), el cual fue utilizado de manera diestra por los atacantes.

No se sabe ni como ni cuando empezó la batalla, pero debido a restos arqueológicos, las tribus que reclutó Arminio se lanzaron encima del contingente romano. Debido a que Arminio y sus hombres habían talado los árboles que estaban a los costados de manera extraña, de tal manera que pudieran erguirse nuevamente, esto provoco un caos, ya que los romanos no sabían de donde venían sus atacantes. El primer embate no fue suficiente para destazar a tres legiones de soldados profesionales, pero sí obligo a que estas salieran a territorio abierto, donde los romanos trataron de formar un campamento base con sus carretas.

Sin embargo, un número inusitado de bárbaros atacaron la base y esto provoco una crisis. Numonio Vala, el jefe de caballería se volvió loco y salió huyendo con sus hombres del lugar (para más tarde ser alcanzado y muerto con todos sus hombres). El resto de las legiones trataron de volver a la zona boscosa para resguarecerse, pero fue peor: los hombres de Arminio ya los esperaban y se provoco una matanza tremenda, haciendo una dispersión tremenda de los pocos legionarios que aun quedaban. En el inter, Varo fue herido y viendo la matazón, decidió suicidarse. Varios de sus oficiales lo imitaron, salvo dos que tampoco lo hicieron mejor. Uno de ellos, sin saber de las costumbres bárbaras, rindió las tropas, pero los germanos mataron a esta parte, ya que ellos no tomaban prisioneros. El resto trato de escapar, siendo aniquilados en el proceso por diferentes cuarteles y guarniciones enemigas en el camino.

Solo unos pocos lograron sobrevivir, al mando de Casio Querea (el cual se haría famoso varios años después al ser uno de los asesinos de Calígula) y fue quien contó dicho incidente en Roma. Augusto, al enterarse, salió bastante afectado y repitió una frase que quedó para la posteridad: Varo, devuélveme mis legiones.
Julio César Germánico

Consecuencias: Cuando Tiberio se convirtió en Emperador en el año 14 d.C. fue quien ordeno una rápida pacificación de la región, donde Julio César Germánico, su sobrino adoptivo, al mando de un poderoso contingente, venció a los germanos y en especial a Arminio que pronto se vió solo y sin poder alguno (en su momento encontró el cuerpo de Varo y la cabeza la envió al rey de los suevos, el mencionado Marbod, pero este la devolvió a los romanos), siendo posteriormente asesinado por su familia política. Pese a los triunfos de Germánico, que fueron grandes, al grado de recuperar las tres águilas de las legiones exterminadas, la Germania Magna nunca más volvió a integrarse al Imperio Romano. Germánico decidió fortificar los límites de la región, creando varios artilugios y bases que le permitieran observar el lugar y así hacer incursiones para evitar futuras emboscadas.

El impacto de tal derrota no disminuyo el poder de Roma, pero si en esos tiempos afecto la opinión de muchos ciudadanos y lo más importante, es que los números de las legiones pérdidas jamás volvieron a ser utilizados, como un signo de vergüenza. Curiosamente, Varo tuvo un funeral de estado pese a sus torpezas. La política romana con los bárbaros se vería cambiada importantemente luego de este evento, pero eso, es otra historia.

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Saludos a la dueña de mis quincenas :3, así a quienes gustan de este tipo de temas.

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