Hace unos minutos, mientras escuchaba un episodio del Frikipodcast, uno de sus geniales locutores, Carlos Estoico, hablo sobre ciertos libros que inspiraron su gusto por el tema de los dinosaurios. Entonces no pude evitar recordar que ese tipo de libros también los llegue a ver en su momento y que inclusive tuve uno de ellos, así como otros tantas cosas del mismo estilo.
Ahora con la prevalencia de la tecnología, los juguetes o artilugios de este tipo han ido a la baja. En mi mismo trabajo lo veo, cuando le pregunto a algún chamaco que quiere para cumpleaños o navidad, rápidamente responde que una tablet o celular, lo cual sí, no niego las bondades del mismo, pero a la vez les resta mucha de la infancia que un servidor como otros tantos adultos tuvimos en su momento.
Por ello, la siguiente entrada va dedicada a aquellos albúmenes, juguetes, cachivaches o hasta libritos, que eran la sensación a finales de los ochentas y principios de los noventas. Algunos apenas los recuerdo pero otros formaron parte de la infancia tan buena que tuve y que en cierta manera forjó parte de mi carácter actual.
-La vuelta al Mundo de Sonrics
A finales de los ochentas, cuando Sonrics fue creado por Pepsico, se suponía la versión "confitera" de los refrescos rivales de la Coca-Cola. Decidieron entrar agresivamente al mercado y lo hicieron ni más ni menos, como parte de los patrocinadores de "En Familia con Chabelo". Esta alianza duro hasta finales de los noventas, cuando por motivos de salud que empezaban a verse más comúnmente, Chabelo decidió ya no aliarse con marcas dulceras o que podrían subir de peso. En ese periodo, Sonrics llegó a dominar el mercado de forma importante, no solo por sus dulces llenos de azúcar, sino también porque salían hasta en la sopa, en todo tipo de comerciales, pero sobre todo, en promociones donde daban juguetes o coleccionables muy originales.
Muchos recuerdan las cajitas, pero lo que un servidor más tiene memoria es de los vasos "mundiales" de Sonrics, que a finales de los ochentas eran extremadamente populares. El vasito era coleccionable con otros tantos que mostraban a la mascota del "Maguito" viajar por el mundo y dar datos culturales al respecto. Por supuesto, a mi me encantaban, pero también a mi madre, ya que entonces el buen Chabelo mandaba boletos para entrar a una rifa en un viaje al extranjero que sacaba en su programa. Así que mientras comía mis dulces, mis padres llenaban los dichosos boletitos.
-Álbum Bimbo de Antropología e historia.
Este dichoso álbum llego a ser la fascinación de mi hermano. Claro, me gustaba la historia, pero a mi hermano siempre le agrado lo prehispánico y antiguo, por lo cual cuando esta cosa salió en 1990, fue un objeto de culto por parte de mi bro. Bimbo, siguiendo la tradición de Sonrics, decidió sacar este álbum por aquellas fechas y se basaba en las renovaciones que le habían hecho al Museo Nacional de Antropología e Historia, donde narraban o enmarcaban exposiciones de la misma, como el paso del hombre por el Estrecho de Bering o la Megafauna que existió en México antes de la última Glaciación.
Así que mientras yo era el "rogón" por Sonrics, mi hermano lo llegó a ser con Bimbo, al grado de que por varias semanas estuvimos comprando pan bimbo para cenar, donde mi hermano sacaba sus estampitas para pegarles en el dichoso álbum, que sea de paso, estaba grande y aparte con un excelente diseño (al grado que aguanto una empapada que tuvo por un accidente). Lamentablemente, no pudimos llenarlo en su momento y nos falto más de la Megafauna (pintura la cual se encuentra actualmente en el Museo integra), pero creo fue el primer adelanto de nuestro gusto por algo diferente.
-Tazos
El fenómeno de los Tazos es algo que se ha mantenido, sorprendentemente, con el paso de los años. Aun hoy en día veo a chamacos jugar tazos entre ellos o tenerlos solo como colección. En México comenzaron con gran fuerza entre 1992 y 1994, donde los primeros salieron cortesía de Looney Toons y que tenían diferentes clasificaciones, mostrando escenas emblemáticas de algunos cortos, pero donde destacaban los que tenían la efigie de un personaje. Al principio eran 50 y luego subieron a 100, para luego agregar 20 especiales que eran los supertazos, el doble de gruesos de los normales y que aparte tenían una simbología en especial. Estos últimos eran los mas difíciles de conseguir y que solo salían en bolsas grandes.
No obstante, el fenómeno realmente se disparo con los tazos de Tiny Toons. Sí, los viejitos eran emblemáticos, pero los Tiny eran la caricatura del momento, así que los inspirados en dicha caricatura cobraron tal fuerza que inclusive había trueques horrendos por una edición de colección o robos a tiendas por parte de niños para conseguir un tazo. Ya he comentado que mi hermano y un servidor logramos conseguirlos todos y fue a base de tragar papas a cada rato y de pedirle dinero a nuestros padres hasta morir. Los que vinieron si eran buenos, pero ya fuera de mi tiempo.
-Muppets y Holanda
Los Baby Muppets fueron muy populares en México a mediados y finales de los ochentas. Mi hermano y un servidor no nos perdíamos la serie y era genial verla en horario vespertino, antes de la cena y de irse a dormir. Era una caricatura tierna y a la vez educativa, de la cual hablé extensamente en otra entrada. Su popularidad fue aprovechada por la heladería Holanda, que trataba de despuntar en el mercado, frente a otras como Danessa, que entonces era de las reinas en este rubro. Una de sus primeras puntadas, fue crear las famosas Muppaletas, las cuales tenían un sabor característico de acuerdo al muppet a elegir (como las de limón le correspondían a René o las de fresa a Peggy). Aparte de que eran dobles, también tenía una estampa, lo cual era motivo para comprarla sí o sí.
Luego, Holanda decidió sacar estampitas y un álbum que eran más unos screen shots que narraban algún episodio emblemático de la serie. De este, mi hermano y un servidor llegamos a ser bastante duros con nuestros padres, ya que cuando salíamos, en lugar de helado, nos compraban de estampitas, que pese a todo, no pudimos llenar el dichoso álbum (aunque tenía opción para colorear, lo cual mi hermano aprovecho para rayonear o pintar otros que luego consiguió).
-Tortugas Ninja
Como toda buena serie de animación, las Tortugas Ninja estuvieron respaldadas por un montón de mercadotecnia y productos derivados (entre ellos, una trilogía de películas con resultados mixtos, pero que cosecharon un buen dinero). Sin embargo, aparte de albúmenes musicales y de estampitas, así libros y coleccionables varios, lo más destacado en aquellos años, fueron los juguetes que Macplay saco en aquellos años y que debo decir eran de extraordinaria calidad y que pese a tener un diseño extraño (más apegado al cómic que a la caricatura), eran la sensación en aquellos años. Aun recuerdo que por mis calificaciones, mis padres nos regalaron a mi hermano y a un servidor las Tortugas Ninja de Leonardo y Donatello. Solo pedimos las restantes para esa navidad, pero los jefes se sacaron un diez y nos trajeron también a los malos como Bebop o Rockesteady y claro, el Destructor.
Claro, hubiésemos querido los vehículos como la Tortu-vagón, pero debo decir que esos años fueron bastante divertidos con dichos juguetes y constituyen uno de los mejores recuerdos de mi infancia. Aparte, como reitero, dichos "monitos" estaban bien hechos y aguantaban cada golpazo que les surtíamos a los pobres.
-Monstruos de Bolsillo
Colección mítica que apareció a mediados de los noventas en México. Se vendía una cajita donde estaba el susodicho monstruo pero aparte una tarjeta que mostraba las habilidades de dicha criatura, la cual era variable. Era como el antecesor del Magic o de Yugi-Oh, ya que podías pelear con las habilidades y ganar la figura o la tarjeta del rival sí le superaba en un juego que era bastante divertido. Lo mejor es que en algunos lugares podías adquirir el genial volcán donde podías tener a los monstruos. Aun recuerdo criaturas tan geniales como Leviatán o Manticora que de acuerdo a su característica, podía ser uno más veloz o tener más ataque. En un momento se hizo tanta euforia en la escuela que las batallas y las colecciones de cartas pululaban por aquí y allá.
El volcán al fin al cabo, no supe que paso con él ya cuando volví de la universidad en vacaciones (ya que mi hermano aun lo tenía por allí guardado). Sin embargo, aun me acuerdo de las figuras y en especial de Coatlicue, la diosa mexicana que había sido incluida y que era un monstruo especial, la cual solo se podía conseguir mediante trueques o de manera muy difícil en su cajita coleccionable.
-Vasos Pepsi "Batman".
Pepsi sacó un montón de vasos conmemorativos a principios de los noventas, donde podías canjearlo por una cierta cantidad de corcholatas (luego taparoscas) con el tendero de turno y por cierta cantidad de dinero (De 500 a 1,000 pesos de aquel entonces). Los primeros vasos fueron los de Dick Tracy, pero los que realmente me llamaron la atención eran los de la película de Batman, que me parecían chulísimos en muchos sentidos. Lamentablemente, en la tienda del pueblo donde vivíamos, el tendero no tenía mucho surtido de dichos vasos y en su momento llegamos a tener dos de los más comunes, como el de Batman. Mi hermano, de nueva cuenta, tuvo que hacer su luchita hasta conseguir el vaso que tenía las Batialas, su vehículo favorito. En cambio, un servidor prefería el del Batmobile, que era un poco más sencillo de conseguir.
El diseño de los vasos era bastante retro y agradable, muy de aquellos años. Eso me dió el gusto por coleccionar vasos hasta la fecha (como los que sacan los cines), aunque esto ha ido disminuyendo por cuestiones de espacio (y de la mirada que me dirige mi esposa por el estante lleno de vasos que a veces ni utilizo, jeje).
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Saludos a mi mujer :3, así a quienes gustan más de esta hermosa época.
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