Acá, Spielberg volvió a una fórmula mucho menos densa y más compacta: el ámbito biográfico. Y que mejor con un filme que se ambienta en los años cincuenta en adelante, donde parece que el director se siente más cómodo. Aparte de que un excelente equipo de producción, una gran música y unos actores soberbios le acompañaron. No solo hablo de Tom Hanks, sino también de Mark Rylance, cuya actuación como el espía ruso Rudolf Abel, le valió un premio de la Academia como mejor actor de reparto.
Sin embargo, para entender tanto las cualidades de esta película como sus defectos, es necesario no solo hacer una crítica, sino también hacer un contexto bastante realista. Cierto, "El Puente de los Espías" es una película excelente, pero que pese a todo, tiene sus defectos bien marcados y que vamos a comentar a continuación.
Bridge of Spies (en español estrenada como El puente de los espías o Puente de espías) es una película dramática de 2015, dirigida por Steven Spielberg y escrita por Matt Charman, Joel Coen e Ethan Coen. La película está protagonizada por Tom Hanks, Mark Rylance, Amy Ryan y Alan Alda. La película está basada en la detención del espía ruso Rudolf Abel en 1957 y el denominado Incidente del U-2, ocurrido el primero de mayo de 1960, durante la Guerra Fría.
Antecedentes históricos: la paranoia de la Guerra Fría alcanzó su máxima cuota en la década de los cincuentas y los sesentas. A tal grado llegó entre los norteamericanos que el senador McCarthy llegó a acusar a cuanto quisiera de ser un espía comunista y teniendo total apoyo, no solo del electorado, sino de gente de alto poder. Aunque luego la caza de brujas del senador fue a la baja, la consecuencia posterior es que muchos estadounidenses creían con fervor que la URSS los atacaría de manera inmisericorde con bombas nucleares a la menor provocación. De allí que muchos ciudadanos tuviesen miedo o enojo hacia gente de origen ruso, de creencia comunista y claro, hacia los espías.
Pese a que muchos documentos se han desclasificado, tanto de la CIA como de la antigua KGB, el trabajo de sus hombres aun se mantiene con un secretismo formidable. Ambas naciones utilizaban a los espías para otearse mutuamente y conseguir secretos que pudiesen generar ganancia en el ámbito internacional, llegando a un punto de que cualquier ciudadano leal, en el fondo podía servir a una nación enemiga. Por ello, cuando Rudolf Abel fue apresado en 1957 por agentes del gobierno por espionaje, despertó un movimiento de enojo y miedo sin igual.
Rudolf Abel, conocido realmente como Villiam Fisher, de origen inglés pero de padres rusos, fue un espía notable que trabajaba como supervisor de otros tantos en Nueva York, siendo pintor ocasional y fotógrafo. Debido a que uno de sus asistentes fue capturado, pudieron señalarlo y así apresarlo en su departamento, donde se encontró una cantidad de equipo muy sofisticado. Por regla, todo espía debía ser fusilado, pero se le decidió dar un juicio justo, para quedar bien ante el pueblo y claro, ante las naciones, como la misma URSS. Se contrato a un abogado civil para que se hiciese cargo de su defensa, trabajo que recayó en James Donovan, un litigante de seguros de Nueva York.
La labor de Donovan fue tal, que la pena de muerte de Abel fue conmutada por 30 años de cárcel. Debido a su manejo, la URSS se acercó a él, lo cual también se entero la CIA y esto hizo que se conviertese en un intermediario para un intercambio de prisioneros. En este caso, del piloto norteamericano: Francis Gary Powers.
Restos del U-2 de Francis Gary Powers derribado por los soviéticos |
Powers, piloto de la Fuerza Aérea, fue reclutado por la CIA a mediados de los cincuentas debido a su gran talento. En aquel entonces, el gobierno gringo espiaba las instalaciones soviéticas con el uso de aviones de alta tecnología, que podían volar a una gran altitud, equipados con cámaras de alta precisión. Este tipo de acciones serían de gran utilidad a los EUA, inclusive para detectar los silos que la URSS estaba instalando en Cuba y que motivo la crisis de los misiles de 1962. Powers fue el único (porque pudo haber más, pero no se sabe al momento) caso de un piloto que fue atrapado vivo, ya que su aeronave fue derribada en suelo soviético el 1 de mayo de 1960. Debido a un ardid de Krushev, EUA asumió la pérdida de su aeronave de manera desafortunada, ya que también las acciones de Powers llegaron a ser desconcertantes: el avión fue derribado por un cohete ruso, pero Powers no detono la bomba que llevaba el artefacto y que hubiese destruido la evidencia (inclusive las partes casi integras del avión hoy son exhibidas en museos de Rusia) sino tampoco llegó a suicidarse con el famoso nickel de plata donde había una aguja repleta de cianuro.
Esta situación provocó una crisis en la CIA, lo cual motivo usar a Donovan para que hiciese un intercambio entre Abel y Powers, el cual finalmente se realizó el 10 de febrero de 1962, en plena construcción del Muro de Berlín (el intercambio fue realizado en un puente de control de Berlín). Lo destacable es que Donovan también logró la liberación de un estudiante de Harvard que había sido arrestado por la Alemania del Este y que pretendía intercambiar por Abel. Este reconocimiento le valió a Donovan distinciones posteriores (ya que su historia no salió a la luz por presión de la CIA, sino mediante un libro escrito de manera indirecta sobre su hazaña), al grado de ser negociador ante Fidel Castro debido al incidente de la Bahía de Cochinos, donde logró liberar hasta 9,000 personas en lugar de las 1,200 que se tenían pronosticadas.
Abel sería homenajeado en Rusia y fallecería de cáncer de pulmón años después. Powers, en cambio, viviría una vida muy criticada, en especial por no haberse suicidado y moriría en un accidente de helicóptero en 1977. Posteriormente, la CIA lo distinguiría por sus servicios 20 años después.
Ya con este contexto, podemos adentrarnos en esta película que fue filmada en Nueva York a finales del 2014 y estrenada en octubre del 2015, teniendo excelentes críticas tanto por su dirección, guión y actuaciones. En México, se estreno de manera limitada en noviembre del año pasado y se volvió a reestrenar en febrero, debido a su nominación como mejor película en el Oscar.
Argumento: el filme sigue las delicadas negociaciones que llevo James Donovan, abogado de Nueva York, primero para apoyar a su cliente, un espía ruso llamado Rudolf Abel y luego para lograr su liberación mediante el intercambio con el piloto norteamericano Gary Powers, capturado en territorio soviético mientras fotografiaba instalaciones secretas.
Comentario personal: Se nota que finales del año pasado tuve bastante trabajo, ya que de repente los críticos especializados comenzaron a hablar de este filme y yo ni en cuenta. Tuve que leerme un par de comentarios para entender de como iba y por supuesto, me emocionó bastante, ya que era un tema harto desconocido pero en una época que me encanta. Lamentablemente, el mismo trabajo limitó mi hora al cine para verla y tuve que esperar el formato casero descargable (^_^U) para verla con mi mujer en dos tandas. Claro, tampoco ayudaba que mi comadre ya la había visto previamente y la recomendaba, pese a ciertos problemas de conciencia política incorrecta. Pero bueno, valió la pena.
Es obvio que este tipo de filmes son el pan diario de Spielberg. Es capaz de convertir una historia un tanto aburrida, sin nada de acción, balazos o tensión, en hacer un relato divertido, agradable y con buen ritmo. Ya lo vimos en "Lincoln", donde el guión y la trama eran infinitamente más pesados y aburridos, para hacerlo ameno y harto interesante. Por consiguiente, en una historia de espías, la cosa es matemáticamente exponencial.
Cuando se tiene un hecho histórico, es regla que siempre se intervenga el mismo y modificandolo al grado de tener algo de acción extraña para que venda. Sin embargo, Spielberg y sus guionistas han alterado en lo mínimo posible (haciéndola lo más políticamente correcta) la historia original de Donovan y Abel, lo cual le da un punto de verosimilitud bastante fuerte. Este es el primer punto fuerte de la película.
El segundo vendría a recaer en sus estupendas actuaciones. Tom Hanks vuelve a hacer un "tom hanks" (personaje carismático principal), mientras los secundarios, unos totales desconocidos, también cumplen correctamente, pero destacando, no solo por su perfomance, sino en la forma en que fue construido, el personaje de Rudolf Abel. Inclusive, mi esposa (que la vi con ella en formato casero), el personaje le pareció adorable en muchos sentidos. Y es que construido bajo una estructura psicológica bastante atípica pero acorde a como era descrito, aparte de ser bien interpretado por Rylance, realmente destaca durante la primera hora de la película, que me parece entre dramática, pero teniendo sus momentos de comedia involuntarios que lejos de quitarle punch, le da más realce.
La segunda mitad de la película se enfoca en la liberación de Powers y obvio, sin la presencia de Abel, la cosa baja un tanto, aunque es compensada con las delicadas negociaciones a la que Donovan se ve inmerso para liberar, no solo al piloto norteamericano, sino también a un estudiante de economía que por error se ve encarcelado en la Alemania del Este, que pese a tener un panorama rápido del mismo, este resulta bastante duro y crudo (visto en la violencia que existe, tanto en la delincuencia como en un intento de saltar el Muro de Berlín, recientemente construido). Por suerte, la trama y resolución es puesta de manera sencilla, lo cual hace que la película no pierda velocidad y tenga un final bastante emotivo.
La música de Thomas Newman resulta bastante acertada y tiene ese aire místico, muy típico de los años sesentas, en especial cuando comienza el filme y cuando termina. Claro, no es la octava maravilla al estilo de John Williams, pero acompaña bien el filme y le da fuerte a los momentos emotivos, como cuando se hace el intercambio de prisioneros. En este aspecto técnico, también resaltaría la forma de plasmar la moda y estilos de los años sesentas, que resulta bastante apegado a la realidad (los moños, la ropa, los peinados y claro, aparatos como la televisión y el teléfono).
Sin embargo, pese a las maravillas de la historia, ritmo y emotividad, la película tiene una fuerte crítica, reflejada en su conciencia política. La URSS es retratada como un gobierno frío, absolutista y que es capaz de torturar para salirse con la suya, mientras los EUA, pese a tener momentos donde vemos a los gringos como auténticos paranoicos, en todo momento tratan de manera correcta a Abel. Lamentablemente, esto se hace más patente en el último tercio de la película, donde Powers es sometido para sacarle secretos. Claro, esto no hubiese sido tan chocante, pero a la siguiente escena muestran como Abel es tratado con la mayor cortesía posible. Fría, pero al fin al cabo, mucha cortesía. Para colmo, el hecho de que se reconozca a Donovan desde un principio, también es una falacia, ya que el propio abogado publico su historia dos años después de esta (incluyendo la de Bahía de Cochinos), ya que la CIA trato de adjudicarse el crédito de manera solitaria.
En conclusión, pese a algunas críticas de fidelidad, "El Puente de los Espías" es una excelente película, que narra de manera estupenda un hecho clave durante los principios de los años sesentas. Con grandes actuaciones, un ritmo bastante bueno (mi esposa vió la película en dos tiempos, debido a cuestiones de trabajo y aun así, no le aburrió en ningún momento) y tocando temas bastante durillos, es bastante recomendable.
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Saludos a mi mujer :3 que adoro, así a quienes gustan de este tipo de filmes.
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