El nombre de Alejandro Magno, aun hoy en día, es sinónimo de "victoria", sin embargo, también de "muerte joven". El rey de Macedonia, que inicio su vida militar desde los 16 años, termino de manera abrupta a los 33 años, cuando se disponía a conquistar la península arabiga y expandir el imperio Macedonico a niveles que solo habían alcanzado los persas previo a las guerras "medias" o medicas.
Yo mismo había leído de él, cuando tenía 9 años, en una vieja enciclopedia que teníamos en casa. Aunque decía unas cuantas líneas, fueron suficientes para darme cuenta de la leyenda que había causado este hombre y como no solo era deidificado por muchos, sino tomado en cuenta como ejemplo militar a otros tantos (en especial romanos como Julio César o Augusto).
Sin embargo, los mitos que se tienen con respecto a Alejandro Magno también son muchos. Lamentablemente, mucha de su vida hoy se interpreta bajo los ojos de la horrenda peli de Oliver Stone, que aunque mantiene una estética de acuerdo a aquellos años, se dejo de lado el proceso histórico por ensalzar los detalles polémicos del conquistador, como su sexualidad ambigua o sus modales agresivos y toscos.
Y es que se deja de lado ese aspecto "helenico", esa falta de contexto que de repente se carece hoy en día. Cuando creemos que el sexo o la violencia son cosas fabulosas, pero en otros tiempos, eran de lo más normal (lease, el morbo actual).
No se puede dejar de lado los aspectos geniales de Alejandro, como su capacidad para maniobrar en batalla, donde demostraría estar muy adelantado a su época, al grado de utilizar a sus hombres de manera estupenda, sin necesidad de tener grandes unidades a su lado.
La batalla de Gaugamela es el mejor ejemplo de esto.
Esta batalla tuvo lugar el 1 de octubre de 331 a. C. en Gaugamela, en la ribera del río Bumodos, tributario del Gran Zab. Dicho lugar se encuentra a unos 27 km al noreste de Mosul y a 52 de Arbela. En la batalla se enfrentaron el ejército persa a las órdenes de su rey Darío III y el ejército macedonio bajo el mando de Alejandro Magno. Darío eligió esa localidad porque era una amplia llanura que favorecía a sus numerosas fuerzas montadas. Esta batalla marcó el final del Imperio Persa y es considerada una obra maestra en la táctica militar y la mayor victoria de Alejandro.
Alejandro Magno ya había sembrado cierta dosis de pánico en los imperios que colindaban al Macedónico. Ya el rey de esta nación semibarbárica, procedente del norte de Grecia, había sido la líder indiscutible de toda la región, gracias al talento y fuerza del padre de Alejandro, Filipo II.
Pero el rey ya comenzaba a sentirse celoso del chamaco, instruido por un espartano y luego por el gran ateniense, Aristoteles, por lo cual, Alejandro no solo estaba bien entrenado, sino también tenía un talento nato, brutal, para las cosas prácticas, como lo demostro al domar al mitico Bucefalo, así dirigir cargas de caballería con solo 16 años.
Pese a esto, a todo mundo se le hizo fácil cuando Filipo fue asesinado y que Alejandro no representaría mayor problema. Claro, fue un craso error, ya que el chamaco se cargo a todos los rivales en turno, incluido a su supuesto medio hermano y luego se dirigió a dominar a toda la Grecia, ya que algunas ciudades querían independizarse del dominio de Macedonia.
Ya que Alejandro tuvo el mando seguro, se fue a conquistar el mundo, tal como había soñado su padre. Y la primera victima fue el débil imperio Persa, que ya venía en decadencia.
Entonces, Dario III, trato de emular los pasos de su antecesor y dominar igual toda Asia, pero estaba a años luz de Alejandro Magno, que al menos en dos batallas (la de Isos y el sitio de Gaza y Tiro), logro mandar a los sátrapas de Asia Menor, para luego dirigirse a Egipto.
Allí lo recibieron como rey y fue nombrado Faraón, fundo Alejandría y luego se dirigió hacia el corazón mismo del Imperio Persa, para terminar de rematar al pobre de Dario III.
Este parecía haber entendido a medias su error al enfrentar a Alejandro y es que la batalla de Isos, fue en un terreno ondulado, donde la astucia del chamaco macedonico pudo más con el número de tropas persas que no pudieron desplegar toda su fuerza, en especial los carros persas que tenían sierras en las llantas.
Por eso, cuando Dario III vio al ejército macedónico acercarse por alla del año 331 a.C., tuvo la previsión de plantar batalla en un terreno más propicio para sus tropas: Gaugamela (que significa "La casa del Camello").
Gaugamela era un enorme terreno, tecnicamente una cancha de arena enorme, una plancha colosal, donde no había colinas, no había nada que pudiera ondular el terreno y que presentara dificultad a los coches de Dario. Inclusive, días antes de la batalla, el mismo rey persa mando quitar escombros, rocas y toda cosa del terreno para que fuese aun más plano, para que no hubiera excusa alguna.
Aparte, el rey persa junto un ejército enorme. Las cifras reales del mismo no estan bien expuestas, ya que era lógico que las cifras se exageraran de manera importante para aquella época. Basta decir que Arriano comentaba que los persas sumaban un millón de hombres y los macedonios, apenas 50,000. Otras cifras sugerían algo parecido, con 250,000 persas y 40,000 macedonios. Finalmente, la historia se ha decantado por esto último, aunque en términos reales, Dario III solo tenía "operantes" a 90,000 hombres, ya que el resto formaban parte de sirvientes, mercenarios, esposas y toda clase de gente "tiliche" que no tuvo mucha acción en batalla. Por eso, pese a la cantidad, el ejército de Dario era inferior en calidad a las tropas de Alejandro.
Mientras, el ejército macedónico era pequeño y desigual, pero bastante unido. Lo componía la clásica falange griega, que eran una suerte de infantería acorazada, equipada con grandes lanzas, que marchaban al unísono. Para ejemplo de ver esta famosa falanga, chequense la peli de "300", cuando Leonidas y sus hombres forman una especie de cuña acorazada, con sus escudos como repelente y sus lanzas para atacar entre los agujeros de los escudos. Como tal, la falange era realmente poderosa, aunque cuando era objeto de ataques de caballería, llegaba a sufrir y mucho. Estos sumaban 40,000 hombres.
Los restantes 10,000 se distribuian en la caballería, tanto ligera como pesada. Esta última, la comandaba el mismo Alejandro y eran conocidos como los Hetairoi, que la componían los "nobles" macedonicos (llamados "compañeros"). Esta era conocida como el "martillo" y la falange era el "yunque" (o en términos más equivalentes, "espada y escudo", respectivamente).
Curiosamente, Dario III estaba al tanto de esto. Había aprendido en parte de sus errores y por eso situó a su ejército de la siguiente manera: el ala derecha estaba compuesta por mercenarios sirios y persas, asi por sus famosos carros de combate, que tenían sierras de 1 metro, capaces de cortar lo que tuvieran en su camino. Dario pensaba utilizar estos carros para "cercenar" la falange griega.
Por otro lado, situó a sus mejores hombres, pero que también eran mercenarios, en su ala izquierda, así con lo mejor de su caballería, ya que tendría que verselas con la Hetairoi macedonica.
Finalmente, la caballería e infanteria de élite, los 10,000 inmortales, iban al centro, con él, dirigiendo la batalla. Dario quería que sus mejores hombres estuvieran descansados hasta el final y lanzarlos como una preciosa reserva ante las genialidades del joven macedonio.
Sin embargo, Alejandro no se durmió en sus laureles. El mismo preparo improvisaciones con su ejército. Primeramente, no dejo desprotegida a la falange, por lo cual creo "otra falange", pero llena de mercenarios, atrás de la propia, como una reserva de importancia. Por otro lado, situó caballeria ligera a los lados de la misma falange para protegerla y que no fuese presa de su rígidez.
Finalmente, mando a sus hombres a echar un "coyote", para estar frescos para la batalla. Por otro lado, Dario III mantuvo a sus hombres parados todo ese rato, primero toda la noche y luego en la mañana, porque él debía tomar la iniciativa.
Finalmente, en la mañana del 1 de octubre del año 331 a.C., la cosa se puso color de hormiga y Alejandro se lanzo con todo sobre las filas persas.
El primer movimiento del chamaco fue iniciar un ataque frontal, en toda la regla, contra el ala izquierda de Dario. Pero en lugar de ir como una flecha, comenzó a hacer un movimiento oblicuo hacia su mano derecha.
Dario, viendo que se había vuelto loco, mando a su ala izquierda a que lo confrontase y luego lo rodeara, ya que los Hetairoi se habían desprendido de la línea macedonica y ahora se adentraban en terreno enemigo de lleno.
La cosa funciono al principio: la caballería pesada griega choco contra la persa y se armo una serie de ataques y contrataques entre ambos grupos. Sin embargo, Alejandro logro mantener una línea precaria, evitando que fuesen rodeados.
Dario III mostro sus dotes de estratega: mando a su poderosa ala derecha, con los carros cortapiernas contra la falange. Estos solo alzaron las lanzas, esperando la embestida brutal, pero al último momento, se dispersaron, abriendose totalmente. Esto saco de onda a los carros de Dario, que antes de que reaccionasen, fueron victimas de jabalinas y lanzas, que los diezmaron totalmente.
Alejandro había supuesto esta maniobra de su rival y había hablado con sus hombres un poco antes, diciendoles que cuando los tuvieran encima, se abrieran y los aniquilaran a campo abierto.
Viendo tal desastre, Dario no tuvo otra opción que enviar a la caballería de élite que tenía en su centro, contra la falange macedónica. Este era el movimiento que esperaba Alejandro, ya que en cuestión de minutos, la línea persa había quedado totalmente rota y había abierto una brecha en la misma.
Dejando su caballería de reserva, Alejandro cabalgo a toda velocidad con sus fieles Hetairoi contra el hueco, a tal grado, que Dario vió aterrorizado como Alejandro estaba casi a sus pies, amenazando con darle cuello. El chamaco había roto la línea persa no a base de fuerza, sino gracias a una movilización natural de la misma. Para colmo, la falange había seguido a su jefe en esta loca persecusión, luego de aniquilar los carros cortapiernas, por lo cual, de repente el rey persa se vio frente a todo el ejército macedonico de frente.
Presa del terror, Dario III huyo despavorido del campo de batalla. Las tropas que lo rodeaban, también salieron huyendo, junto con el ala izquierda. Sin embargo, cuando Alejandro estaba dispuesto a corretearlo, le llegaron malas noticias de su ala izquierda. Parmenio había logrado contener el ala derecha persa, pero cuando se unieron con la caballería de élite persa, la cosa se puso color de hormiga, ya que de repente los macedonios estaban rodeados.
Alejandro volvió a la carga con sus Hetairoi, rompiendo el cerco de manera rápida y efectiva, haciendo huir también a la ala derecha persa. Sin embargo, ya cuando quiso reiniciar la correteada de Dario, este ya había huido, sin posibilidad de agarrarlo.
Los resultados de esta batalla son disparejos. Los historiadores dicen que los griegos solo perdieron 100 hombres, mientras los persas cerca de 250,000. Sin embargo, la cifra más aceptada, fue que el ejército persa tuvo de 50,000 a 90,000 bajas, mientras los macedonios de 3,000 a 5,000 muertes. Un escandalo de diferencia, debido a que muchas muertes persas fueron dadas durante la persecusión de los griegos.
Esta victoria señalo el fin del Imperio Persa. Alejandro posteriormente llego a las ciudades de Babilonia, Susa y Persépolis, donde impuso su ley. Dario III huyo por 9 meses de su enemigo, tratando de reclutar gente y dinero para una futura venganza. Sin embargo, sátrapas que iban con Dario, como Bessos, lo secuestraron para negociar con Alejandro. Este enterándose del asunto, se lanzo a rescatar al pobre rey. Sin embargo, no pudo llegar a tiempo, ya que Dario III fue asesinado por Bessos. Se cuenta que Alejandro lloro la muerte del rey y luego mando a mutilar a Bessos, para luego ejecutarlo por sus crímenes.
Lamentablemente, Alejandro Magno no sobreviviría mucho a su contraparte, ya que moriría 7 años después, en Babilonia, presa de un extraño mal, que hoy en día tiene tintes de homicidio.
Pero eso, es otra historia.
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Saludos a mi princesa :3, que adoro, así quienes gustan de la historia.
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