Aunque
la astronomía sigue siendo de mis pasatiempos favoritos, últimamente no he
podido hablar mucho al respecto, ya que dedicarle una entrada requiere tiempo,
esfuerzo y aparte estar leyendo actualizaciones, lo cual debido a cuestiones
internas y externas, no he podido hacer últimamente.
Sin
embargo, en esta ocasión, quise variar esto y poner algo de esfuerzo en hacer
una reseña de una situación que he estado siguiendo desde hace 5 años. Sí,
hablo de la sonda New Horizons, la cual está por llegar a Plutón a mediados de
este año.
Lejos
de los traumantes proyectos de primaria o secundaria donde te pedían hacer un
sistema solar a base de cartón y bolitas de unicel, le tomé cariño a la
configuración de nuestro sistema planetario y me pareció fascinante que seamos
parte de este, pero aun más que halla planetas que se encuentren mucho más
alejados del Sol que la Tierra. De allí que mi interés se haya puesto sobre
Plutón, que hace unos años, sufrió la denigración de ser planeta en toda la
extensión de la palabra, a ser considerado un planeta enano. Pero bueno,
cuestiones de los científicos que no pienso discutir (al menos no mucho) en
esta reseña.
Y sí,
no solo hablaré de Plutón, sino de la dichosa sonda que lleva los restos de su
descubridor, el granjero pero astrónomo amateur, Clyde W. Tombaugh.
La
misión New Horizons (Nuevos Horizontes) es una misión espacial no tripulada de
la agencia espacial estadounidense (NASA) destinada a explorar Plutón, sus
satélites y probablemente el Cinturón de Kuiper. La sonda fue lanzada desde
Cabo Cañaveral el 19 de enero de 2006 tras posponerse por mal tiempo la fecha
original de lanzamiento. New Horizons viajó primero hacia Júpiter donde llegó
en febrero-marzo de 2007. A su paso por Júpiter aprovechó la asistencia gravitatoria
del planeta para incrementar su velocidad relativa unos 4 023,36 m/s (14 484
km/h). Llegará a Plutón el 14 de julio de 2015. Tras dejar atrás Plutón, la
sonda probablemente sobrevuele uno o dos objetos del Cinturón de Kuiper.
Después
de las Voyager 1 y 2 es la sonda con mayor velocidad de lanzamiento desde la
Tierra hasta el momento, alcanzando respecto al Sol una velocidad máxima de
15,1km/s. (54 000 km/h aproximadamente).
Mi
gusto por la astronomía inicio desde que era pequeño, cuando en una enciclopedia
que tenía en casa, comencé a leer sobre el Sistema Solar y sus diversos
integrantes. Técnicamente se volvió uno de mis pasatiempos favoritos, a
diferencia de otros niños (como mi hermano) que preferían los dinosaurios. Me
gustaba más ver hacia el cielo y al espacio. Y claro, uno de mis planetas
favoritos, tanto por su misterio como lejanía, fue el susodicho Plutón.
Plutón
siempre ha sido objeto de controversia. Para empezar, no fue descubierto hasta
1930 por el astrónomo W. Tombaugh. Sin embargo, pese a que esté logro verificar
que Plutón era un planeta por sí mismo, durante varias décadas se dio la
polémica de que había sido una luna de Neptuno que se había salido de órbita y
tomado un curso sideral por sí misma.
La
razón es que la órbita de Plutón es bastante excéntrica. Mientras los demás
planetas rotan alrededor del Sol de manera estable, Plutón llega a tener una
inclinación de hasta 16 grados con respecto al trazo de Neptuno, a tal grado
que por unos cuantos decenios, Plutón se encuentra más cercano del Sol que el
otro. Precisamente, en 1999 fue el último año en que su perihelio se encontraba
más cerca del astro rey y ahora se aleja, volviendo a ser el objeto planeta más
lejano del sistema solar, esto hasta el siglo XXIII.
Aparte,
el tamaño de Plutón es relativamente pequeño, hay satélites en el Sistema Solar
más grandes que él, como Titán (Saturno) o Ganimedes (Júpiter). Sin embargo, a
partir de los años cincuenta, se aceptó oficialmente a Plutón como el noveno
integrante de nuestro sistema planetario, hasta que la Junta Astronómica en el
2006, decidió “rebajarlo” de categoría. Y es que el término “planeta” no ha
sido todavía bien definido hasta la fecha. La última conciliación llego a
varios puntos y es en un punto donde Plutón no entra en tal categoría y es el
“despeje de órbita”.
Este
término podrá resultar un tanto confuso, pero significa que un planeta debe
tener la “potencia” suficiente para imponer su santa voluntad en el trayecto
orbital que posea y que ninguna luna u otro objeto interfiera con esto.
Lamentablemente, Plutón no cumple con este requisito, ya que la influencia que
tiene su satélite Caronte sobre él es tan fuerte que se le ha visto como un
sistema binario y segundo, la excentricidad de su órbita que confirma lo anterior.
Fuera
de esta nueva clasificación, que ya tiene sus años, Plutón sigue siendo un
objeto de estudio y hasta de análisis por parte de los científicos. Primeramente,
es un planetoide rocoso, a diferencia de los gigantes gaseosos como Júpiter o
Neptuno. Su atmósfera es débil y compuesta de gases como metano o nitrógeno,
los cuales se colapsan conforme el planeta se aleja del Sol. Su periodo de
rotación es de 153 horas y tarda casi 249 años en darle la vuelta a nuestra
estrella. Como se comento, hay periodos donde está más cerca del Sol, llegando
a cruzar la órbita de Neptuno, aunque sin riesgos, ya que cuando pasa esto,
ambos planetas se encuentran en extremos distantes orbitales.
Los satélites
de Plutón son cinco. Ya tenemos a Caronte, el cual en su momento sugirió un
sistema binario, es decir, que ambos cuerpos giraban uno alrededor del otro,
tal como una estrella gemela, así otros cuatro: Hidra, Nix,
Cerbero y Estigia. Estos últimos se cree que son cuerpos que la gravedad de
Plutón atrapo, ya que este se encuentra muy cerca del cinturón de Kuiper, el
cual se supone está lleno de objetos residuales de la formación del sistema
solar.
Finalmente,
pero no menos importante, el nombre de Plutón le fue dado debido a que es la
equivalencia romana del Dios del Inframundo, Hades, el cual se supone vive en
un lugar lleno de oscuridad y debido al misterio que sigue emitiendo este
planeta, le sigue quedando perfectamente.
Debido
a la lejanía del mismo, la exploración directa del planetoide ha sido escasa.
La poca información que se ha podido obtener ha sido mediante observación
telescópica y en conclusiones sacadas de las mismas, las cuales se han ido
corrigiendo con el paso de los últimos años. Lamentablemente, las sondas
Voyager o Pioneer jamás pudieron explorarlo de primera manera mano. De allí que
hace tiempo, se haya planteado enviar una sonda, expresamente para explorar
Plutón solamente.
“New
Horizons”, la sonda que forma parte de un nuevo proyecto de la NASA que
consiste en explorar los confines del Sistema Solar, reemplazo el proyecto
Pluto Express que iba a ser lanzada a principios de la década pasada, pero que
por cuestiones de billete, se tuvo que cancelar.
Programada
con una mejor tecnología y con un presupuesto mucho menor al esperado (algo así
como menos de 700 millones de dólares), no solo lleva los instrumentos de rigor
para hacer una adecuada exploración planetaria, sino también lleva
“recuerditos”, que van en un CD donde se tiene la lista de al menos 500,000
personas, las cuales participaron en el proyecto, partes de naves espaciales,
una banderita gringa (como es lógico), una moneda de Florida (curioso) y claro,
las cenizas de su descubridor. En total son 9 objetos que simbolizan cada uno
de los años que estuvo la New Horizons en el espacio antes de llegar a su
destino.
La
sonda fue puesta en un cohete Titán, el cual se lanzo desde Cabo Cañaveral el
19 de enero del 2006. Un año después llego a Júpiter y aprovechando su tirón
gravitacional, la susodicha salió disparada como flecha y alcanzó una velocidad
bárbara, haciéndola el segundo objeto más rápido lanzado por un humano al
espacio (el primer lugar corresponde a la vieja Voyager 1, la cual supuestamente
ya abandono el Sistema Solar), al grado que le ahorró a la misión 2 a 4 años de
recorrido. Actualmente, la sonda está en estado de hibernación y cada 50 días
se despierta para hacer un monitoreo interno y así informar su posición.
Una
parte también beneficiosa de que la misión haya ganado tiempo es debido al
tiempo de recepción de imágenes e información de la misma. Aunque tiene un
generador potente, la distancia es un factor y eso se comprobó cuando
ingenieros checaron la velocidad de descarga de la New Horizons cuando pasaba
por Júpiter, la cual aun era buena, pero se teme que llegando a Plutón, sea tan
baja como la de un modem de finales de los noventas, por lo cual, enviar
imágenes tardará al menos nueve meses en llegarnos.
Sin
embargo, la información que la New Horizons mandará será de primer nivel:
imágenes a todo color y de primer nivel de la superficie plutoniana, así como
detalles interesantes de su atmósfera y la composición de la misma, como un
análisis de los minerales que componen su corteza. Por lo tanto, el 14 de julio
de este año, los científicos de la NASA estarán pegados al “radio” para recibir
la primera información sobre Plutón, así de su satélite, Caronte. Otro objetivo
de la misión, si lo permiten las baterías y el estado de la sonda, es explorar
el misterioso cinturón de Kuiper, el cual según los científicos, puede darnos
pistas sobre el origen del Sistema Solar, e inclusive ver si no hay otros
planetas que puedan cumplir los requisitos como tal o sean parecidos a Plutón.
Como
dato extra, la misión de esta sonda me llama mucho la atención. Aunque en su
momento la exploración espacial estaba en boga, esta fue decayendo en los
últimos años, debido al costo de las misiones como a los desafortunados
accidentes que ha tenido la NASA y que han costado, no solo una cantidad
importante de dinero, sino también vidas humanas. Por lo tanto, que aun se
trate de ver hacia el cielo y descubrir los misterios del espacio, me parece
una forma de mantener el optimismo en algo que ya se creía perdido (tal como
decía el personaje principal de Interestellar). Espero llegar con bien a
mediados de este año y disfrutar en todo su esplendor, las primeras
informaciones sobre Plutón y sus alrededores.
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Saludos a la dueña de mis quincenas ^^, así quienes gustan de la astronomía.
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