Ayer estaba viendo el especial que Álvaro Cueva puso sobre los mejores Anime de la actualidad. Mientras revisionaba las series que la gente había votado para estar en los peldaños, podía escuchar al otro lado de la casa a mi esposa decir "¡Y ojala hallan votado por Silver Spoon!".
No pude evitar sonreír ante el comentario. No es que mi mujer sea una fan aguerrida del anime. Yo soy el freak, el otaku de la casa y por mucho. Falta ver las miraditas que ella me pone cuando estamos disfrutando algún capítulo de "The Big Bang Theory" y los muchachos hacen alguna lócura de freak al por mayor. Y es que porque ella se pone en lugar de las parejas respectivas de los protagonistas masculinos (Penny, Bernadette, Amy), donde tiene que aguantar mis comentarios de lo más "nerdosos" (Cuanto mide el Halcón Milenario, que capítulo de Star Trek Spock y Kirk se enfrentan en una pelea a muerte o quien es el creador de la mítica serie Firefly) o alguna de mis actividades propias de un otaku (como ir a una convención, comprar la edición ultra Deluxe de alguna película que me encanto, conseguir anime, etc. etc.).
Pero allí esta ella. Aguantándome, soportando los momentos donde la arrastro a ver películas que no le interesan en lo más mínimo o solo siendo condescendiente cuando me da la "loquera". Y es cuando pienso ¿No habré pasado lo mismo con una mujer enteramente otaku? ¿Realmente habré tenido la misma compenetración?
Y fue cuando llegue a ciertas conclusiones, que no podía dejar de plasmar en el blog.
-La primera es que como todo buen freak, desde que era un puberto lleno de hormonas y ya con interés mínimo en las mujeres, tenía por meta conseguir una novia. Y no cualquiera, sino alguien que gustara del anime. Es cierto que ahora las fans del anime superan con mucho a los del sexo masculino, pero para los años noventas, cuando pase mi adolescencia, las mujeres interesadas en el anime eran...apenas un 1%. Todo era un pasatiempo de hombres y para hombres. Si encontraba alguna dama interesada en esto, era...el cielo mismo.
Por eso, las chicas que tienen más o menos mi edad y vivieron esas épocas, dirán con cierta pena ajena y con enojo que los hombres otakus somos demasiado pervertidos o acosadores. Falta ver ese capítulo de Densha Otoko, cuando el pobre prota lleva a Hermes a una tienda otaku y como los compradores ven a la chica como si fuese el último trago de agua fresca en el desierto.
No puedo negar que yo seguro ponía la misma cara. Y es que no podía dejar de ver con cierta admiración a una chica que se metiera a este mundillo. Es lógico que quieras compartir los gustos y sentirte aceptado por alguien que pueda entenderte. Digo ¿Que adolescente no le gusta sentirse aceptado?
-Pero los años pasaron y noté que pese a que la proporción de chicas iba en aumento, aun así no conseguía novia. No niego que soy más feo que un mapache aplastado en la carretera, pero pensé que el tener interés común con alguien, te haría acercarte.
De antemano, eso es un error y una manera muy distorsionada de pensar. Quien es fan de algo, de antemano viene con cierto daño de fabrica. No te haces obseso de algo, sin mostrar una falla, no solo a nivel social, sino también a nivel cognitivo. Los grandes genios son enormes en sus áreas, pero por compensan otras que están del garete. Falta ver la empatía del Doc Brown en Volver al Futuro, donde pesé a ser un genio, la forma de socializar con Clara, era propia de un adolescente.
Allí fue donde entendí que si quieres tener novia, no solo tenía que ser una novia otaku, sino también que yo debía ser una mejor persona. No puedes esperar que tus vicios te salven el trasero, sino que vayas superando tus propios complejos y traumas.
-Sin embargo, mientras vas "obteniendo" este valioso pensamiento, esta la envidia y los celos. Aunque había ya chicas otakus plenamente establecidas y con ánimos de tener novio, resulta que son más normales que nosotros (Ahora no lo creo, jeje). Quieren un novio guapetón, sí, que le guste el anime, pero sea más centrado y aparte carismático. Claro, como los que ven en el anime.
Por suerte, yo jamás pase eso que muchos compañeros de mi generación o de las que vienen, donde a fuerzas buscan un "clon" en carne y hueso de algún personaje favorito del anime (tenía una conocida que a fuerzas quería un Tamahome real, así con el mismo carácter, misma forma de ser. Claro, hasta lo pedía con el mismo color de cabello, si hubiera podido).
Como dije, como soy feo con ganas, quedaba descartado. Por eso me dedique a ser poeta un rato, con malísimos resultados...bueno, salvo por la prosa. Eso me ha permitido escribir fanfics a la fecha e ir "puliendo" mi pobre gramática (que cierta comadre me critica a cada rato).
Pero algo que si buscaba, era nuevamente la comprensión, el cariño, casi como si fuese una diosa (seeeh, mi complejo de Keichi Morisato).
-Oh Sorpresa. Conseguí novia. Sep, tal como quería: una novia otaku, freak como yo y para remate, no solo una, ¡Sino dos! (el resto un poco más normalitas, jeje). Sin embargo, cuando logré mi sueño guajiro, caí en cuenta que fue lo peor que pude desear.
Y es que ya había comentado que los freaks somos gente enferma. Pues imagínense ahora eso en una dama. No digo que las chicas otakus son anormales, pero si hay varias que tienen un tornillo zafado (y hombres igual, aclaro). Nuevamente, ves que el vicio solamente suple alguna habilidad social o cognitiva bastante fregada y debajo de ese gustillo, ves a la persona tal y como es: alguien egoísta, alguien capaz de hacerte daño sin medir las consecuencias.
Aquí también salen a relucir tus propias broncas emocionales: aunque había dicho que no buscaba a una chica clon, si tenía muy idealizada a la novia otaku, donde estaríamos casi caminando de la mano, lanzando perdices al aire y sonriendo como todos. Léase, un felices para siempre.
Pero en mis aras de buscar alguien otaku, no me fije que tipo de persona buscaba realmente. ¿Falla cognitiva mía? Que vaaaa, otra de mis típicas burradas.
No es que halla menospreciado mis relaciones, pero si me di cuenta que tener una novia muy otaku no era tampoco para mí. Cierto que lo soy, sin embargo, también caí en cuenta que iba madurando, que no podía seguir hablando como algunos personajes o que podía estar citando frases como si fuese un nipon nativo (y hay hombres o mujeres que insisten en hablar con "nya" o "san" al final. Eso ya era demasiado para mí). Algo que fue comprobando esto fue cuando leía Love Hina, donde se supone Narusegawa era el personaje icono favorito, pero termino siendo Motoko. Alguien que se iba esforzando. Al fin supe que el esfuerzo era algo más valioso que muchas cosas.
Y esto lo comprobé con el siguiente punto.
-Cuando ví "Densha Otoko" hace unos buenos años, me gusto y mucho. Sin embargo, me pareció un poco "extraña". Y es que rompía con el paradigma de que un otaku debe estar con una otaku. Pero aca, Densha o Yamada-san termina quedándose con una chica guapa, atractiva, pero que no tiene ni un pelo de freak. Cierto tiene sus broncas, tiene sus problemas, pero nada que ver. Aun así, hacían una pareja adorable. Fue cuando me replante muchas cosas y entre ellas fue "¿En serio necesito una novia otaku?". Aun pensaba que sí, pero también necesitaba alguien un tanto más normal.
Más que normal, más estable.
Y es que comprobé que no había mucha diferencia entre una novia normal (las cuales tuve en esos intervalos), con una novia otaku. Sino el problema venía siendo yo. Que mis traumas y problemas no se iban a solucionar porque tuviera alguien que me entendiera o me aceptara. Sino yo necesitaba aceptarme o entenderme.
-Y fue justo en esa etapa, cuando mi esposa apareció. Es curioso como para esos momentos, cito esa frase que sale en Card Captor Sakura que dice "No existen las coincidencias, sino lo inevitable". Algo que platique con mi mujer recién casados, es que si nos hubiéramos conocido unos años antes o después, no habríamos terminado como ahora. Las cosas habrían sido diferentes.
No lo niego. Mi esposa no es una otaku. Cierto le gustan algunas cosas y ahora es una fan de Silver Spoon, pero pone sus miradas de "ay no" cuando la llevo a ver pelis de Marvel o series con algo contenido freak.
Pero repito, allí esta y me sigue apoyando, aunque no levante mucho los brazos. Es una chica bastante normal, no se parece nada a la imagen que yo tenía de una novia en ese momento. Y aunque a veces la termino comparándola con un personaje de anime para halagarla, ella solo me mira y me dice "bajate de tu nube", pero sonriendo.
No se si eso sea madurar, ya que me sigo considerando de una edad mental de cinco años, sin embargo se lo que me aporto ella fue ser distinto. Acoplarte, adaptarte.
-Por eso concluyo en que tener una novia otaku o una novia normal no es mejor ni una ni la otra. Es más bien saber que es lo que te hace falta y que puedes hacer tú para obtenerlo. No te lo va a dar una chica o alguien más (para gustos, los colores), sino solamente tú mismo. Recuerdo que una amiga me lo decía hace unos años, pero no lo entendía, hasta ahora. No puedes estar bien, sino te quieres a tí mismo. Solamente con amor, puedes dar amor.
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Como saben, esta columna va dedicada a mi mujer y a quienes buscan una buena relación.
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