lunes, 18 de junio de 2012

Batalla de Cannas: Anibal y su genio militar

 Mi esposa sabe de mi fanatismo por los libros. Así que la pobre siempre "pela" oído cuando paso por una librería y me pongo a comentar sobre que me gustaría comprar o tener, sea para navidad, cumpleaños o alguna ocasión especial.

 Un día que pasabamos por una librería, me detuve como siempre a hojear y ver varios libros que había de novedades. Entre ellos, los de cierto escritor llamado Santiago Posteguillo, y que trataban del periodo de las guerras púnicas: las batallas que tuvieron los romanos contra los cartagineses por alla del siglo III A.C.

 Como me gusto el diseño de "Las Legiones Malditas" que comprendía el segundo de una trilogía, donde salía un legionario romano de espaldas, le comente en broma a mi esposa que me gustaría tener tal libro. Claro, no pensaba comprarlo ni menos que ella me lo regalara, ya que estaba "cariñoso" en precio y aparte no me interesaba mucho este periodo de la historia.

 Sin embargo, mi esposa no parecio captar el tono irónico y ya unos meses después, lo tenía en mis manos, envuelto en papel celofan. Viridiana solo me miro sonriendo y dijo "Bueno, a ver si te interesa".

 No cabe duda que es de los mejores regalos que he recibido. Siempre había pensado que las mejores batallas se habían dado en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, luego de leer esta "novela historica" y los pasajes en los cuales se inspiro Posteguillo, no cabe duda de que me estaba perdiendo de lo mejor de la batalla bélica. Ya había escuchado de Aníbal y de Escipion, pero el genio que despliegan los dos en la novela, es asombroso. Y lo peor, Posteguillo no había exagerado gran cosa sobre ellos, sino sus personalidades bien que cabían, tanto en la novela como los históricos.

 Aunque Las Legiones Malditas no abarca un período de genialidades de Aníbal, si fue suficiente para inspirarme a investigar más sobre el susodicho general cartaginés e impregnarme más de este periodo. Sin embargo, algo que me llamo la atención es la cantidad de veces que los personajes citaban una batalla: Cannae.

 Allí me dí cuenta de que las tácticas de tenaza, no habían surgido recientemente, sino eran emuladas por todos los generales de la historia, en un intento por ser como Aníbal. Uno de ellos, Patton, que con este tipo de tecnicas, logro ser uno de los mejores estrategas de toda la historia.

 Pero veamos en esta entrada, porque Aníbal logro ser considerado el terror de Roma y porque esta batalla lo elevo a la cumbre de los más grandes, al nivel de un Alejandro Magno o un Atila.


La batalla de Cannas (o Cannæ) tuvo lugar el 2 de agosto del año 216 a. C., entre el ejército púnico, comandado por Aníbal Barca, y las tropas romanas, dirigidas por los cónsules Cayo Terencio Varrón y Lucio Emilio Paulo, en el marco de la Segunda Guerra Púnica.
Desarrollada en la ciudad de Cannas, en Apulia, al sudeste de Italia, la batalla terminó con la victoria del ejército cartaginés, a pesar de la acusada inferioridad numérica de éstos. Tras la misma, Capua y varias otras ciudades estado italianas abandonaron el bando de la República romana.
Aunque la batalla no supuso la victoria final cartaginesa en la Segunda Guerra Púnica, se la recuerda como uno de los más grandes eventos de táctica militar en la historia, y la más grande derrota de la historia de Roma.
Tras recuperarse de las pérdidas de las anteriores batallas y, en concreto, de la batalla del Trebia (218 a. C.) y la batalla del Lago Trasimeno (217 a. C.), los romanos decidieron enfrentarse a Aníbal en Cannas con aproximadamente 87.000 soldados romanos y aliados. Con su ala derecha desplegada cerca del río Aufidus (hoy llamado río Ofanto), los romanos colocaron a su caballería en los flancos y agruparon su infantería pesada en el centro, en una formación con mayor profundidad de lo normal.
Para contrarrestar ese plan, Aníbal utilizó una táctica de tenaza: tras colocar a la infantería, en la que confiaba menos, en el centro, con los flancos compuestos de caballería cartaginesa, sus líneas fueron adoptando una forma de luna creciente, haciendo avanzar a sus tropas veteranas de los laterales.
En el momento álgido de la batalla, las tropas cartaginesas del centro de la formación se retiraron ante el avance de los romanos y, al avanzar éstos, se encontraron sin darse cuenta dentro de un largo arco de enemigos que les rodeaban. Atacados desde todos los flancos y sin vía de escape, el ejército romano fue destruido. Se estima que entre 60.000 y 70.000 romanos murieron o fueron capturados en Cannas, incluyendo al cónsul Lucio Emilio Paulo y a ochenta senadores romanos.


 Roma y Cartago se disputaron el control del Meditérraneo alrededor del siglo III A.C. Los últimos habían sido una colonia fenicia que amenazaba el poder que Roma había comenzado a manifestar sobre todo su territorio.

 De allí que los dos se enfrascaran en una serie de batallas, denominadas "púnicas", buscando la supremacia de la zona.
 El general más destacado de los cartagineses fue Amílcar Barca, un notorio estratega que había comenzado sus ataques, no yiendo directamente sobre Roma, sino atacando las colonias de la misma, en especial la Iberia, hoy conocida como España.
 Sin embargo, Amílcar murió antes de su lograr sus objetivos y dejo el cargo a su chamaco, Aníbal.

 Desde jovenzuelo, Aníbal había demostrado un talento y genio poco visto. Aprendió de su padre el oficio de mandar tropas y de usar tácticas para burlar y derrotar al enemigo. Así lo demostró al vencer a las tropas romanas destacadas en Iberia, al grado de fundar una ciudad, Cartago Nova (Hoy Cartagena), en nombre de su patria.

 Los romanos trataron de varias maneras de derrotarle, pero Aníbal siempre era más listo y lograba esquivarlos o enfrentarlos en batallas para desgastarlos. Sin embargo, si Cannae no hubiera hecho grande a este cartagines, fue su osada travesía por los Alpes.

 Así es, como Cartago no disponía de una "fuerza marítima" tan potente como la romana, pensó que la mejor forma de atacarlos, era yiendo por tierra, justamente por la mejor frontera que tenía Roma y que era considerada inexpugnable por las mismas montañas.


Con todo esto, Aníbal cargo sus chivas y sus elefantes, y con 40,000 hombres, atraveso los Alpes entre muchas travesías, batallas con tribus locales que se le fueron uniendo y enfermedades por el frío, el general cartagines llego a Italia con apenas 20,000 veteranos, pero fortalecidos moralmente.

 Rapidamente, Aníbal puso fuera de combate varias legiones romanas, que asustadas ante la presencia de él, apenas dieron cierta batalla. Inclusive, Aníbal llego a ganar varios anillos consulares y los presumía a todos sus allegados (por aquel entonces, los consules romanos, que eran una especie de ministros elegidos por el Senado, eran también los encargados de dirigir las legiones romanas).

Quinto Fabio Máximo, entonces un senador muy conocido y astuto, fue elegido "dictador" (un puesto temporal donde el susodicho adquiría poderes al estilo de un rey) y decidió cambiar las tácticas. En lugar de atacar directamente a Aníbal, decidió hacer una estrategia de guerrillas, donde los ejércitos cartagineses se fueran debilitando poco a poco.

 Sin embargo, luego de unos años y viendo como Aníbal se paseaba con sus tropas por toda Italia, el pueblo romano se harto de las triquiñuelas de Máximo y exigieron el termino del periodo dictatorial y volver a las antiguas estrategias: darle en la torre a Aníbal de manera frontal y directa.


 Finalmente, luego de un período, Roma logro reunir un ejército realmente poderoso: ocho legiones armadas hasta los dientes que sumaban 80,000 gentes, entre la infantería pesada y la caballería, que esta última parte, era considera la "peor" parte de todo el ejército romano. Los dos cónsules al mando eran Varron y Emilio Paulo (este último, futuro suegro de Escipión El Africano).

 Luego de varias escaramuzas, Aníbal llego a la zona de Cannae, donde había un lugar de abastecimiento romano. Lógico, Aníbal asalto el lugar y dió de comer a sus tropas. Sin embargo, pronto fue visible el ejército romano que se aproximaba.
 Pese al tamaño del mismo, Aníbal se dió el lujo de bromear al respecto y adiestraer a sus tropas para que se preparasen para la batalla.
 Entonces el ejército cartagines llegaba a 40,000 hombres. 20,000 correspondían a los veteranos de Aníbal y su famosa caballería, que era legendaria, mientras el centro estaba cubierto por mercenarios y tropas que apenas estaban probando la lealtad de Aníbal.


 La lógica que imperaba en esos tiempos y que se siguió hasta épocas de la Primera Guerra Mundial, era poner tus mejores tropas en el centro de la formación. Todo era para tomar la iniciativa de la batalla. Al tenerla, eras capaz de dirigir el curso de la misma.

 Así que cuando los cartagineses escucharon que las mejores tropas iban a los flancos y las peores al centro, cundió el pánico. Aníbal tecnicamente estaba entregando la batalla, ya que los romanos se habían dispuesto a la manera tradicional: con su poderosa infantería en el centro y las caballerías a los lados. No solo la calidad de la infantería romana hacía de peso, sino también el número de las mismas.

 Sabiendo esto, Varron, que era el cónsul que mandaba las tropas al momento, dejo de lado las tácticas y las precauciones de Emilio Paulo, y decidió lanzarse de frente, marchando a toda velocidad contra el enemigo.

 Aníbal era considerado un bárbaro, pero los estudiosos comentaban que era extremadamente culto en el campo de batalla. Estaba al pendiente no solo de sus tropas, sino también de las enemigas. Sabiendo que el impulsivo Varron estaba al mando, Aníbal no podía estar más contento.

 Finalmente, la batalla dió inicio en la mañana del 2 de agosto del año 216 A.C.

 El enfrentamiento  comenzó con lo esperado. En un instante, la infantería romana comenzó a hacer pedazos el centro de la formación cartaginesa. Los achichincles de Aníbal se voltearon a verlo, implorando ayuda, pero el general se mantuvo quieto, mientras miraba el acontecer de la batalla.

 En un momento, alzo la mano y dio la orden crítica: las tropas del centro se fueron echando para atrás, a la par que la poderosa caballería cartaginesa se lanzaba por los costados.

 Los romanos estaban tan enfrascados en romper el centro de Aníbal, que no vieron como su propia caballería caía hecha añicos ante su contraparte cartaginesa. En cuestión de unos minutos, la caballería de Aníbal estaba rodeando a los romanos, en una genial maniobra de tenaza.

 Los romanos trataron de reaccionar, pero la caballería de Aníbal rodeo al momento a las legiones, liquidando a los centuriones que estaban en la retaguardia, que dirigían la batalla.


 Aníbal entonces dió una segunda orden: las tropas veteranas se lanzaron como lanzas sobre los romanos cercados, provocando una matanza tremenda en el campo. Los legionarios, indefensos y sorprendidos, fueron cayendo uno por uno ante los veteranos y la caballería enemiga.

 Ese día, casí 70,000 romanos, entre legionarios y senadores, fueron muertos por los cartagineses. En un dato curioso, Escipion el Africano, que entonces era un molzabete, guio a un par de legiones entre el cerco, logrando escapar alrededor de 6,000 soldados a la masacre.

 La batalla causo una crisis en Roma y sus aliados, que inmediatamente le dieron la espalda, mientras un funeral grotesco y enorme cubrió las calles de la ciudad del río Tiber.

 Aníbal llego a niveles de gloria que ningun general había conocido antes y su fama se hizo tan grande, que no fue hasta la batalla de Zama, cuando su estrella comenzó a declinar, convirtiendose mientras, en el mayor temor de toda Roma, pese a tener los recursos limitados.

 Hoy en día, la batalla de Cannas, busca ser emulada por cualquier general en la historia, tanto por su efectividad como impacto psicológico. Inclusive, los cercos que hacían las divisiones blindadas alemanes en la Segunda Guerra Mundial, siempre resultaban ser pequeñas "Cannas".

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  No cabe duda, que agradezco a mi esposa por haberme dado datos de esta formidable batalla, y que hoy en día, la considero de las mejores que ha habido en la historia.
 Saludos a la dueña de mis quincenas :3, así a quienes gustan de las batallas de la historia.

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