Dejando de lado el amargue de la selección, me puse a jugar en el emulador un poco de los viejos juegos del SNES. Entre ellos, cierto clásico que en su momento casi me vuelve loco, no tanto por la dificultad en general, sino la mostrada en su último nivel. Hablo del juego de Tiny Toons, Buster Busts.
Tiny Toons represento un fenómeno mediático en los años noventas. Cuando estaba en mis cambios de domicilio, al estilo de Taro Misaki, me toco una temporada donde el canal 5 casi se volvió semicultural. Lo demostraba en especial la telenovela que produjo y dirigió Florinda Meza (con apoyo de su ahora marido, Roberto Gómez Bolaños, "Chespirito") y que sacaron justo en el canal 5, en horario estelar (8 de la noche).
Pero un día, anunciaron con bombo y platillo la aparición de una caricatura que estaba rompiendo records en EUA y que aparte promocionaba el buen Steven Spielbergo (la "o" final es intencional), llamada Tiny Toons.
El colorido de los personajes, la lócura de los mismos en los primeros episodios no me cayo muy en gracia, venido de una educación y cultura netamente más conservadoras. Pero los alocados "hijos" de los Looney Toons, terminaron por ganar mi corazón y se volvió una de mis series favoritas de todos los tiempos, al grado de tener los juguetitos de plastico que vendían en cajitas o bolsitas en aquellos años.
Y lógico, se trato de sacar todo tipo de mercadotecnia, incluyendo los videojuegos. El primero que vió la luz fue el de la Nintendo, que me pareció bastante decente y con cierta dificultad, al grado que mi hermano y un servidor no las pasabamos horas y horas jugandolo sin parar.
Posterior, sacaron otro juego que parecía más una suerte de edición de cine, para la Nintendo, que tuvo mi gusto, porque podíamos animar o ponerle cualquier cosa que quisieramos, al grado que grababamos en VHS las producciones que hacíamos.
Pero la Nintendo se quedaba vieja, así que cuando pudimos adquirir la SNES, nos volcamos a jugar todo lo que teníamos pendiente, en especial este juego, que en unas cuantas páginas, la Club Nintendo lo tenía como un excelente juego.
El protagonista de este juego es Buster Bunny, quien a lo largo de diversos escenarios como una mansión embrujada, el salvaje oeste, un juego de futbol americano, etc, deberá enfrentarse a enemigos con tal de rescatar a su amiga Babs Bunny.
Tiny Toons es de los juegos que más recuerdo de la SNES. Traído por parte de la famosa Konami en el año de 1993, llego en una temporada de mi vida que comenzaba a hacerme fan de Starwars y ver el escenario final, me dejo aun más impresionado. Claro, eso hasta que comprobe la dificultad del mismo, que más de una vez me saco una cana verde. Pero bueno, vamos a reseñar parte por parte esta cosa.
El juego es el tipico scroll roll, donde ves al chara de lado, moverse entre plataformas. El protagonista es Buster Bunny, que aparte de poder saltar bastante alto, dependiendo que tanto presionabas el boton o agregabas otro a la combinación. Aparte, podías dar una patada con el boton B, pero si lo combinabas con el de salto, la patada se hacía casi voladora (literalmente), lo cual podía ayudarte no solo para golpear mejor al enemigo, sino también para posicionarte o maniobrar en el aire. Otra habilidad del monito era poder acelerar, por lo cual tenías una barra que medía cuanto podías hacerlo. Claro, podía ser hasta infinito, si consumías ciertas estatuillas de Dodo plateadas en el trayecto de la aceleración.
El objetivo de Buster era atravesar los diferentes niveles, pudiendo eliminar a los enemigos con las dichosas patadas. No podías caer encima de ellos, ya que eso contaba como un "hit" para el enemigo, por lo cual te restaban de medio a un corazón completo (originalmente tenías 3, pero podías almacenar hasta 5 corazones, coleccionando los contenedores y luego rellenandolos con zanahorias). También podías eliminarlos con las barridas que te lanzabas estando en aceleración. Al derrotarlos, aparecían estrellas que al recolectar 100, te daban una vida. Todo un clásico.
Buster tenía que recorrer seis niveles diferentes, teniendo un jefe final o una confrontación que requería mayor habilidad que la mostrada anteriormente. Por ejemplo, el primer nivel era la Looniversidad, donde su enemigo final era Dizzy, pero no para patearlo, sino hacer que Dizzy se comiera todo lo que había en la nevera, antes de que sus remolinos te mandaran a volar. En el segundo nivel, era el Salvaje Oeste, donde se supone te enfrentarías a Max Montana, pero el muy idiota se encontraba atrapado en una locomotora sin salida, por lo cual tenías que romper las válvulas de gas y luego hacer pedazos la chimenea de la misma, evitando los gases y las llamaradas.
Sin embargo, pese a que los stages de la Mansión Embrujada (aquí donde si enfrentamos un enemigo de verdad) y el Cielo son interesantes, mi favorito por mucho es el Acme Bowl, donde recreamos uno de los mejores episodios de la segunda temporada de Tiny Toons, que fue titulado aquí en Latinoamerica como "El Juego Final".
Aquí tomamos el control de Buster, obviamente, siendo receptor abierto o corredor, dependiendo de la jugada que elijamos, para avanzar las 100 yardas para obtener el touchdown ganador...claro, con 5 minutos o 3, dependiendo de la dificultad que pongamos al inicio (que hablaremos más adelante).
Debo decir que esta muy bien hecho, pese a ser un juego de "lado", me divertía de lo lindo hacer avanzar a Buster entre los defensas de la "Perfect University".
Y llegamos al mentado nivel "galáctico" que en realidad es una mezcolanza de Starwars con Startrek. Aca Buster lo teníamos que hacer avanzar entre robots sacados del episodio parodia de Blade Runner, como vencer a los "patos imperiales", que eran bastante duros de eliminar (se necesitaba al menos dos patadas para dejarlos K.O.). Pero el enfrentamiento con Pato Vader, era épico, porque tenía un cañon de rayos que debías regresarselo y golpearse con su propio ataque.
Claro, para pelear contra Pato Vader, tenías que escogerte el juego en la dificultad más alta, porque podías jugar en "Easy" o "Normal", pero solo llegabas a un final muy ambiguo. El verdadero salía enfrentando a Vader. Nuevamente, el final tampoco era taaan bueno, la recompensa, era el reto contra el último enemigo.
Una desventaja que si ví, con respecto a la versión de NES, es que aquí solo podías elegir a Buster. En el juego de la vieja consola que cumplió 30 añotes hace unos meses, podías cambiar de jugador con una esfera roja, lo cual ayudaba para pasar niveles. Buster no aburre pues, pero si hubiese sido novedoso y con un mayor nivel.
Por cierto, al termino de cada nivel, tenías la opción de jugar una "rueda de la fortuna", donde podías hacer girar una cosa que tenía las figuras de algunos personajes de la serie. Dependiendo cual salía, accedías a tal juego, desde uno de pintball donde jugabas contra Peluso u otro, donde Plucky se ponía a jugar al bingo contigo, todo para tener una vida extra.
En resumidas cuentas, Tiny Toons para SNES es de esos juegos bastante divertidos, sencillo por momentos, pero no por ello poco entretenido, sino al contrario, llega a combinar mucha acción, comedia, buena música y un control aceptable, aunque los "valores" de la patada de Buster llegaban a variar y cuando creías que tu golpe iba a entrar, te quitaban un corazón o al revés, podías rematar más enemigos de los que creías.
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Saludos a mi Babsy XD, así a quienes gustaban de los Tiny Toons.
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